sábado, junio 10, 2006

OPINION / ABDELLAFIF WENNAN

Opinión.
La fiebre de la emigración.
Abu Mohammad/ Martil

A sólo 14 K.m de Algeciras, vive Yousef de veinticuatro años. Como todos los jóvenes de su edad, en Marruecos, no se habla más que de emigrar. Tanto en el televisor de su casa como en los de toda la ciudad, se sintonizan todos los canales españoles, fútbol, gran hermano…y sobre todo, una forma de vida que no está al alcance de Yousef y su familia.
Él no viste los chándales ni las zapatillas de marca, ni ropa elegante como los jugadores de su equipo y series favoritas, pero conoce al dedillo los equipos de la Liga de las estrellas, los video clips de Bustamante, Chenoa,…, las marcas de móviles y casi todos los lujos anunciados en esa tele que parece prometerle el dorado.
Como casi todos los licenciados; que están de huelga cerca del parlamento; está sin trabajo. Pero sí su hermana Fátima, que a sus años, se le abre la percepción de que hay que echar una mano a la familia, consiguiendo un sueldo a costa de horas y horas en la zona industrial.
Ahmed el padre, a duras penas ingresa un salario que ni siquiera es suficiente para pagar el alquiler y las facturas de Amendis (compañía de luz y agua) que chupa todos los ingresos de los ciudadanos del Norte. A su alrededor, nada invita a ser optimista pensando en el futuro de sus hijos.
Un buen día, Yousef, comunica a su padre que desea emigrar con unos amigos suyos, y las posibilidades de futuro que le esperan en las otra orilla. Su madre llora y resiste, pero al final, acepta la decisión de su hijo que es lo mejor para él. La familia se endeuda para conseguir el precio del viaje.
Llega la noche señalada, Yousef se despide de su familia y de su tierra. Embarca en una patera junto con otros jóvenes rumbo a lo desconocido. La noche es larga y fría, las olas son cada vez más imponentes. La barca se va de pique. Nadie puede salvarse. En esas aguas del estrecho, se acaban vidas e ilusiones de tantos jóvenes, a sólo diez millas del R.Madrid, los coches de lujo, las chicas guapas…
No fue así, pero pudo serlo. Piénselo, en nuestras manos está el evitarlo.


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