viernes, octubre 21, 2011

Lisaneddin abchir Y te fuiste sin decirte adiós. Sirvan mis breves y enlutadas palabras para rogar al Dios de todos que acoja tu bondad en su sácro seno. Que cobije tu alma entre los bondadosos de las eras de todas las tierras. Que te colme de bendiciones. Tu bondad y tu mirada dejarán en quienes te conocimos un recuerdo perfumado de valores humanos. Dios bendiga tu alma, querido Lisaneddin Abchir.