sábado, junio 10, 2006

Carta de Fernando de Agreda A Farida Diouri

"CARTAS A UNA AMIGA", DE FARIDA DIOURI

Farida Diouri ha fallecido el mes pasado en Paris y he conocido esta triste noticia por su propia hija cuando esperaba su prometida visita a Madrid. Quedamos pendientes de conocernos personalmente y así gozar de tantos recuerdos como nos unían. Ya no podrá ser, querida amiga, la muerte, nunca contamos con ella, se ha interpuesto entre nosotros, pero trataré de rememorar el escaso tiempo que disfrutamos.
La historia de nuestra amistad ha sido muy reciente: en internet encontré sus datos y su fotografía pues era una buena escritora en francés: L´ange de la misère y otro título: Dans tes yeux, la flamme infernale eran los títulos de sus libros que quizá me habría regalado y dedicado en el viaje que iba a realizar…Y todo giraba en torno a los recuerdos de su padre Driss Diuri, figura memorable del hispanismo marroquí; Larache, lugar de su nacimiento y, por fin, la figura siempre presente de Trina Mercader.
Tras la publicación del precioso libro o antología de textos sobre Larache que ha publicado mi buena amiga Lola López Enamorado (Larache a través de los textos. Un viaje por la literatura y la historia. Sevilla, 2004) escribí una reseña en la que, animado por las palabras de la autora, destacaba la obra de Dris Diuri y me refería a alguna de sus cartas, cuando le solicité su colaboración en los proyectos que iniciábamos en el Seminario de Literatura, de aquel Instituto Hispano-Árabe de Cultura (este año se conmemora el 50 aniversario de su creación oficial…) donde trabajamos un joven grupo de arabistas con la ilusión y el esfuerzo que entonces se fomentaba.
Esta misma reseña que citaba se la envié a Farida por el correo electrónico. Su respuesta fue muy cariñosa y al darme su teléfono pude ponerme en contacto con ella. Hablaba muy bien español y luego pude saber que había ido a la escuela en su ciudad, Larache, y había sido alumna de otra querida amiga, que entonces vivía en aquella luminosa ciudad y hoy reside en Madrid: Estrella Pérez de Amar.
(Estrella, con la que hablo de vez en cuando y disfrutamos de los buenos recuerdos que ella pudo vivir directamente, y que siempre transmite afecto y simpatía, me acababa de enviar una fotografía entrañable: Dris Diuri, con un "fez", el sombrero que entonces se estilaba a lo egipcio, llevando a sus hijitos: Farida y su hermano, al colegio. Fechada el 6 de enero de 1956, lleva una dedicatoria con caligrafía de Farida niña que dice"A la señorita Estrella con cariño" y su nombre. Y, lo mejor de todo, Estrella - "Están hechas en la Calle Chinguiti o Canalejas frente al cine Ideal", decía en su carta - había hecho una copia de esta foto para que se la remitiera a la propia Farida, ¡qué alegría tuvo al recibirla según me dijo después!)
Hoy he vuelto a hablar con mi amiga Estrella, recién enterado de la sorprendente noticia y la he encontrado en su casa de Madrid: he disfrutado de sus recuerdos veraniegos, de los comentarios sobre sus hijos y sus nietos, y le he recordado a su alumna Farida sin decirle nada de su fallecimiento. Ha sido como uno de tantos temas bonitos que surgen en nuestras charlas y me decía que era una sus alumnas más inteligentes cuando ejerció de maestra de niños en Larache…¡Qué experiencia tan emotiva y tan consoladora a la vez!
Recordar a Farida Diouri en este día de septiembre es lamentar su ausencia y quisiera mantener la esperanza de que sus hijos puedan llevar a cabo la publicación que ella tenía preparada, quizá finalizada: Las "Cartas a una amiga" que, según me decía, "son las cartas escritas a Trina Mercader a la que mi papá ha querido toda su vida"…Sabíamos por la propia Trina del importante papel de Dris Diuri en la revista Al-Motamid. Verso y prosa que, como es sabido, ella creo en 1947, cuando vivía en Larache: "Teníamos un amigo marroquí, Dris Diuri, en Larache, traductor de árabe, con una magnífica dicción castellana, partícipe de nuestro entusiasmo, que durante años se hizo cargo de la sección arábiga…", recordaba la propia Trina en aquel testimonio titulado precisamente "Al-Motamid e Itimad: una experiencia de convivencia cultural en Marruecos", publicada en 1981, en la revista de la comisión española de cooperación con la UNESCO, que dirigía Fernando Valderrama, otro buen amigo nuestro.
Farida me descubrió otro aspecto más íntimo de aquella relación: "Papá y Trina - me decía en uno de sus correos - han sido novios durante muchos años y se han amado toda la vida. Desgraciadamente por un problema de religión, ella era católica y él musulmán, no se han casado, pero siuieron siendo amigos hasta la muerte…La historia de Trina y de mi padre es una historia de amor extraordinaria y triste, y será el tema de mi próximo libro "Cartas a una amiga" con las cartas escritas a Trina Mercader a la que mi papá ha querido toda su vida".
De Dris Diuri conocíamos también los datos que Mohamed Chakor y Sergio Macías incluían en su libro sobre la literatura marroquí en lengua castellana, de 1996, y una obra de Diuri titulada Miscelánea, publicada por la editorial Cremades de Tetuán, en 1962, ilustrada por el artista larachense Mohamed Yebari. En esta obra se aprecia su amor por la ciudad de Larache y por su país en general, tanto como por su propia familia.
Ojalá que este proyecto y su autora no queden en el olvido. Le pedimos a sus hijos desde este pequeño homenaje y a los hispanistas de Marruecos, que tanto apreciamos, que hagan lo posible por llevarlo a cabo. Será un hermoso recuerdo y un interesante testimonio de amistad que nunca se podrá olvidar. Estamos seguros de ello: Farida Diuri se lo merece por tantos motivos y en su memoria lo decimos encarecidamente, como si ella lo pidiera en estos días de septiembre, cuando estábamos esperándola en Madrid.
Fernando de Ágreda

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