La foto
Era primavera. El había caminado más de siete días bu
scando la ciudad. Un frío viento de poniente que se despedía penetró entre sus costillas provocándole una fiebre que por la malnutrición se acrecentó...El sol, la humedad, el cansancio, el miedo de no saber qué había allí, en la urbe, en la gran urbe, le hacían seguir, seguir entre cáscadas y monte bajo, entre cantes de jilgueros y ruiseñores, mirándo de vez en cuando un azul inmenso a su derecha: el Mediterráneo que se extendía interminable hacia quién sabe.
Estaba cansado, demasiado enfermo, tan cansado que todos los que veía parecían fantasmas que se movían para fatigar más sus ojos debilitados y enrojecidos por tanto velar y vigilar sus pocas pertenecias, su polvorienta mochila que olía a higos, a chumbos, y en donde guardaba como si fuese su alma una foto donde se veía a él con una niña y una mujer mayor, su pequeña hermana y su madre que dejó allá, en los montes lejanos; con las gallinas que buscaban entre el ramaje y las niñas de miradas eternas que sacaban agua del pozo.
La pulmonía casi imposibilitaba sus marcha.
" Es el cansancio, queda poco" se decía.
La ciudad empezó a darle la bienvenida con sus aguas negras.Las primeras barracas y fábricas parecían gigantes y demonios que absorbían a los humanos haciéndoles ser enemigos.
El ya no podía más, la inflamación del pulmón y el dolor de todo el cuerpo le obligaron a tomar la sombra de una vlla y tumbarse.
" Mamá, hay un borracho que duerme cerca de la puerta." dijo un niño al verle dormido allí.
" Diré tu padre que saque un bastón para que no vuelva a pasar por aquí."
" Anda, muévete, chusma." Decía el padre al cuerpo que apretaba una foto, muerto.
Moufid Atimou