sábado, febrero 05, 2011

MULAY IBRAHIM, CAID DE CHEFCHAUEN
(895 / 1490 - 945 / 1539)

Por H. Hantout Seidel

En los anales de la historia de Marruecos del siglo IX / XV – X / XVI, se destaca una ciudad y una figura extraordinaria, la del Caid de Chefchauen Mulay Ibrahim, cargo este heredado de su padre el Cherif Mulay Ali Ibn Rachid, quien es el fundador en 875/1471 de esta bellísima y no menos histórica ciudad de Chefchauen, junto a los primeros emigrantes que llegaron un poco antes de la caída del Reino de Granada, preocupados por la rapidez con que avanzaba la Reconquista Cristiana en la España Musulmana.
El primer edificio construido por el Cherif Mulay Ali Ibn Rachid en la ciudad, es la famosa Alcazaba que sirvió de campo militar, de residencia fortificada y de centro para la comandancia.
Entre 875/1471 a 967/1560, Chefchauen, fue un principado independiente, fuertemente militarizado y fuertemente politizado, su influencia tanto política como cultural, iba más allá de sus montañas y mas allá de las ciudades vecinas, alcanzando la costa norte del Atlántico.
Chefchauen o Chauen, encantadora ciudad santa y andalusí, con su paisaje poético que la forman sus montanas rifeñas y el impresionante lago Akchouch, sus cascadas Ras el ma, junto al ingenioso sistema hidráulico tradicional que permite dotar y garantizar a las fuentes, a los molinos y a toda la ciudad el agua potable por medio de un circuito inteligentemente estudiado, que es el mismo sistema skundo que existe en Tetuán y en Fez.
El Barrio Essabanin compuesto del molino, de un puente y de un horno destinado a cocer ese pan casero de todos los días.
El blanco y el azul nila de la medina, sus casas de tejas inclinadas rojas, sus talleres artesanales dentro de los mismos callejones, destacando la de los tejedores y cada cual con su bastidor tradicional expuesto a ser visto y que a nadie deja indiferente.
El recuerdo andalusí es igualmente permanente cuando nos paseamos por sus calles o nos paramos un momento, en uno de sus adarbes porque sentimos ese placer de querer tocar y admirar sus arcadas bajitas y repetidas, acariciar sus paredes tan juntitas las unas de las otras y esas sus puertas aquí y allá con la justa altura para un adulto, algunas llevan la marca del origen geográfico de sus propietarios andalusíes o esas otras simplemente pintadas de un azul mas o menos pronunciado contrastando con esa blanca silueta femenina envuelta en su haike completando esa imagen tantas veces llevada al óleo por algún que otro artista amante de los paisajes.
El recuerdo es también permanente, cuando nos cruzamos con aquellos descendientes de los moriscos desterrados del sur de la Península Ibérica, familias estas, que siguieron conservando, durante largo tiempo las llaves y los títulos de sus propiedades perdidas en la región de Granada… y cuando oímos al muden chauni invitar a su gente a una de las cinco oraciones sagradas del día, desde lo alto del minarete de la bonita Gran Mezquita trapezoidal, su tono de voz es bien distinta de todos aquellos que acostumbramos a oír…esta nos emociona profundamente…
La gran figura del Cherif Mulay Ali Ibn Rachid, venerado por la populación chauniya, pertenece al grupo de los chorfa idrisitas del Yebel Alam. Casado con la castellana oriunda de Vejer de la Frontera (entre Tarifa y Cádiz) llamada Lalla Zahra o Lellazara Fernández Elche como la nombran los historiadores castellanos, querida y amada por todos…
De esta unión nacieron en Chefchauen sus hijos: el príncipe Mulay Ibrahim en 895/1490, y la princesa Saida Al-Horra en 900/1495, la “Noble Dama” esposa del nieto de Sidi Al-Mandri, quien reinó en la ciudad de Tetuán entre 943/1537-948/1542. Los dos hermanos dotados de una excepcional inteligencia y preparados para jugar cada uno de ellos, un papel político preponderante que el destino les había guardado a cada cual…
Mulay Ibrahim Caid de Chefchauen, a su vez, realizó importantes obras en la alcazaba de la ciudad, construyó una gran torre y reformó una de la dos puertas del zoco. Hombre ferviente creyente del Islam, educado en las dos culturas, le gustaba la elegancia, el bien vestir, el buen modo de vida y de bien estar, rodearse de personas distinguidas y bien avenidas. Hablaba perfectamente los dos idiomas, el de su padre y el de su madre el castellano y al parecer llamaba la atención por su manera fina y elegante de hacerlo. Vestía casi siempre de una marlota azul con la cabeza cubierta de una reza de muselina blanca y a menudo se ponía una banda roja, la que representa la ciudad de Chefchauen
Nunca renegó de sus orígenes españoles, todo lo contrario le placía recordarlo con orgullo y honor a quien lo olvidase, lo que le valió el respeto y la admiración de todos aquellos que lo conocían y aunque como militar, llevaba la guerra con fogosidad para impedir la penetración portuguesa al interior de las tierras, sus relaciones con los cristianos fueron siempre acompañados de lealtad, de cortesía, de generosidad y cuando el caso lo requería, para reconocer algún servicio concebido, acostumbraba a regalar un caballo y una túnica. Llegó el caso de que hasta liberaba, sin ningún pago de rescate, a los cautivos cristianos.
Tenía por costumbre, en aquellos “anales de Arcila”, cuando los portugueses sufrían de alguna derrota o de algunas perdidas, enviar saludos de cortesía al gobernador de Arcila, presentarle sus condolencias y transmitía las noticias de sus prisioneros portugueses. A su vez, estos gobernantes portugueses respondían con la misma educación y cortesía.
Mulay Ibrahim estuvo casado con Saida Ulim, la hija del Caid de Alcazarquibir Mohammed El Arosi, después se caso con la princesa Lalla Aicha, hermana de su amigo Mulay Ahmed El Wattasi, quien más tarde seria el sultan de Fez y se casaría con Saida Al-Horra cuando esta enviudo de Sidi Mandri.
Mulay Mohammed y Mulay Omar Abdesalam, también son hermanos de Saida Al-Horra y de Mulay Ibrahim, pero ignoramos si son de la misma madre, y tampoco sabemos el papel que hayan podido desempeñar cada uno. Otro miembro de la familia era un primo suyo llamado Sidi Alal que solía reemplazarlo durante su ausencia.
Otro de los personajes que formaba parte de esta familia Ibn Rachid, era el español Martin Fernández, un hermano de Lalla Zahra Fernández Elche, igualmente de Vejer de la Frontera, se instaló en la ciudad de Chefchauen, bautizado con el nombre de Ali Fernando al convertirse al Islam, que Bernardo Rodrigues, en su crónica “Anales de Arcila” nos lo hace conocer bajo el nombre de Martinho Elche.
Ali Fernando fue muy considerado por su sobrino Mulay Ibrahim, le ofreció varios altos cargos de suma importancia, entre los cuales el nombramiento como Caid del Forrobo, (Yebel Hbib) con una tropa de cincuenta jinetes, sin embargo este terminó por abandonar las montañas de Benamar que tenia a su cargo y se vuelve a instalar en la ciudad de Chefchauen.
La primera vez que Mulay Ibrahim ejercer de comandante en la lucha contra la invasión de los portugueses en Arcila, fue en 917/1511 apenas con veinte años de edad y cuando su padre enfermó.
En 923/1517 es nombrado gran jefe de guerra del Yebel.
En 924/1518 dirigió contra Arcila otra expedición que fue coronada de éxitos.
Al año siguiente en 925/1519, participa en una incursión que hizo Mohammed El Bortugali (921/1505-930/1524) en la región de Tánger causando serias perdidas a los portugueses.
Mulay Ibrahim aparece en muchas otras batallas,(926/1520 a 930/1524, de 932/1526 a 935/1529, 936/1530, 937/1531 hasta 939/1533), donde intenta siempre liberar las ciudades ocupadas por los portugueses o por lo menos evitar que estos avancen y penetren al interior de las tierras.
Según fuente portuguesa, en una de estas batallas, cuando los marroquíes pasaron cuatro días destrozando los cultivos de los alrededor de Arcila y que el capitán de la plaza portuguesa a su vez, ejerció serias represalias y tan crueles fueron sobre los campos de los marroquíes vecinos, que al año siguiente Mulay Ibrahim concluyo con Don Joao Cotinho, conde de Redondo y gobernador de Arcila, un acuerdo que prescribía a los combatientes de las dos partes, que respetasen ante todo los sagrados cultivos de las tierras. Dicho acuerdo se quedo en vigor hasta la toma de Fez en 955/1549.
El 8 de mayo del año 1538, el tratado de paz para once años, fue firmado entre el Sultan de Fez y el Rey de Portugal. Los plenipotenciarios fueron: por un lado Mulay Ibrahim con su hijo Sidi Ali ibn Ibrahim ibn Rachid, y por el otro Don Joao Cotinho conde de Redondo.
Mulay Ibrahim después de llevar viviendo mucho tiempo en Fez calló enfermo en 945/1539, desde un tiempo atrás sufría de una disentería amibiana que lo habia debilitado tremendamente. Muere a finales del verano del año 1539 a la edad de los cincuenta años.
Mulay Ibrahim se destacó como militar que era, como hombre político y como diplomático. Jugó un papel importante en la escena politica en medio de tantas ocupaciones extranjeras que sufría el País en aquel entonces. Ha cubierto de gloria a la familia Ibn Rachid. Estas operaciones militares, le han valido, según las propias crónicas portuguesas, aunque fueran enemigos, los mejores elogios sobre la persona de Mulay Ibrahim.
Guardó siempre unas buenas relaciones con la familia Al-Mandri particularmente con las autoridades locales de Tetuán donde, en un primer tiempo, asumió importantes cargos oficiales, ofrecidos por el propio Sidi al-Mandri.
Tuvo una gran estima hacia su amigo y cuñado, el sultan Wattasita Mulay Ahmed (930/1524-954/1548 y 954/1548-956/1550) de Fez, quien le confiaba las comandancias militares y misiones diplomáticas de gran envergadura siendo nombrado gobernador de las ciudades de: Meknes, Salé y de las provincias de Tadla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Ahmed,

Hace tiempo que no entraba a tu blog y tb hace tiempo que no te he vuelto a ver por Tetuán, cuando voy no dispongo de mi tiempo como quisiera.

Buen trabajo este sobre orígenes de Xauen, me permite tener ordenado muchos datos aislados que conocía, así que con tu permiso copio y pego en un word para tenerlo archivado, por supuesto con su procedencia.

Un abrazo!!
Ramón

jdlPro dijo...

Magníifico texto. Enhora buena