DRIS DIURI Y LA REVISTA “AL-MOTAMID (TRINA MERCADER)
UNA AVENTURA UTÓPICA
Se celebran las 3ª Jornadas Culturales que viene organizando la asociación “Larache en el Mundo”, presidida por el activo y buen anfitrión que es Sergio Barce, junto a “Larache Al-Mada”, de Ahmed El Guennouni, en la misma línea de promoción y defensa de los valores de la ciudad. La inauguración, hoy, en esta bella ciudad de Larache es una magnífica ocasión para hacer un homenaje de recuerdos a alguno de sus hijos que la honraron con su labor y sus méritos.
Este es el caso de Dris Diuri: figura imprescindible entre los hispanistas marroquíes y cuya labor ha sido poco conocida y menos difundida. Trina Mercader lo reconoció en sus recuerdos que bajo el título de “Al-Motamid e Itimad: una experiencia de convivencia cultural en Marruecos”, se publicaron en la Revista de Información de la Comisión Nacional Española de Cooperación con la UNESCO, Nº 25, Enero-Marzo, 1981, págs. 76-80:
“Desde 1936, año de mi llegada a Marruecos, hasta 1947, fecha de la publicación de la revista “Al-Motamid”, Larache poseía, en lo cultural, un ambiente oficial mantenido por las autoridades españolas, en lo que fue Protectorado español (...) Esta situación artificial, producto del comportamiento político, daba lugar a un desprecio mutuo, que por ser mutuo nos equilibraba.”
“Pero la cultura viva de Marruecos existía. Bastó que alguien la convocara sin otros intereses que los estrictamente culturales, para que hiciese acto de presencia. Por iniciativa de un grupo de artistas españoles, residentes en Larache (recuerdan los que vivieron aquella época los nombres del pintor Juan Antonio Escartín; el escultor húngaro, Laszlo Zinner, a los que dedicaría sus primeros ensayos sobre crítica de arte Cesáreo Rodríguez Aguilera, que luego dejaría Marruecos para ejercer sus labores en el campo de la judicatura, etc.), fundamos “Al-Motamid” en 1947, revista de verso y prosa, editada en español y árabe”...
“El proyecto – sigue el relato de Trina – se lleva a cabo con una pobreza de medios que contrasta con la ambición que lo mueve. La empresa era original, sin antecedentes. Conocíamos a un solo poeta musulmán marroquí, Abdelkáder El Mokaddam, residente en Tánger, al que ofrecimos las páginas centrales como muestra de nuestra preferencia por lo árabe. Teníamos un amigo marroquí, Dris Diuri, en Larache, traductor del árabe, con una magnífica dicción castellana, partícipe de nuestro entusiasmo, que durante años se hizo cargo de la sección arábiga...”.
De nuestra entrañable amistad con Trina Mercader ya hemos hablado en varias ocasiones (especialmente en el homenaje que le dedicaron los Institutos Cervantes de Marruecos en 2003)...Hoy en este nuevo homenaje recordaremos los datos, no muchos, que nos facilitó el propio Dris Diuri en el breve tiempo en que estuvimos en contacto epistolar.
En 1977 le escribí por primera vez para solicitar sus datos y su colaboración en los temas literarios en los que trabajábamos desde el Seminario de Literatura del antiguo Instituto Hispano-Árabe de Cultura. Conservo con cariño sus respuestas a la “encuesta” que habíamos elaborado para recabar los principales datos de los escritores del mundo árabe.
Dris Diuri nace en Larache, el 25 de julio de 1921. Realiza los estudios de bachillerato en Granada, en 1965 y se incorpora a su ciudad natal en cuya municipalidad trabajaría junto a Trina Mercader.
De la obra de Diuri hemos conocido su Miscelánea, publicada en Tetuán, en 1963. Parece que se trata del primer volumen al que seguiría otro del mismo estilo que no llegó a publicarse. En dicha obra se aprecia en los varios artículos que incluye el gran amor que sentía por su familia primero, por su Larache natal y a continuación, y por encima de todo, por los temas patrióticos como los dedicados a los difuntos reyes Mohamed V y a su hijo Hasán II. De hecho citaba otro libro que se había publicado en Larache, en 1961 y que se tituló: Mohamed V, monarca reencarnado (así figura en árabe). A continuación mencionaba las obras que tenía en prensa y que eran las siguientes: Cartas a una amiga, dos obras teatrales: Luces y sombras, Drama y verdad.
Además de dos poemarios: Melodías y Latidos. Y otras: Reflexiones, una Historia de Larache. Por último se refería a los artículos de prensa que habrían aparecido en diarios de Tetuán (An-Nahar), Tánger (España) y Larache. Así como a varias conferencias pronunciadas en Casablanca, Alcázarquibir y Larache sobre temas diversos: Hassan II, la juventud marroquí y otros.
Dris Diuri nos ofrecía generosamente su colaboración en los proyectos que estábamos iniciando en el Seminario de Literatura ya citado y decía en unos de los párrafos de su carta escrita el 14 de Junio de 1978: “Debo aclarar que todos mis trabajos – o pequeños libros – están escritos en el Gran Idioma Cervantino y no he podido encontrar ninguna ayuda para su publicación o traducción a otras lenguas...Finalmente desearía hacer una pequeña observación: tal vez sea el único marroquí (o somos muy contados) que escribimos en español, pero desgraciadamente no contamos con asistencia en ningún sentido por parte de nadie. Navegamos en mar solitario o en bosque sin luz. Y creo sinceramente que merecemos un poco de atención”.
La labor de Dris Diuri en aquella aventura (solitaria y soñadora) de Trina Mercader que fue la revista Al-Motamid. Verso y prosa se inicia desde el primer número (marzo de 1947): la primera colaboración que firma se titula “Visión poética de un soberano en su paisaje” donde apreciamos su excelente prosa en torno a la figura de Al-Motamid, el rey de Sevilla, motivo de presencia constante a lo largo de la vida de esta revista. Además apreciamos la mención que hace de alguna de las primeras figuras del arabismo: Emilio García Gómez y el sabio holandés Dozy concretamente.
En el número 2 (abril de 1947) figura la traducción del poema de Ibrahim al-Ilgui (esposo de la eminente hispanista Amina al-Loh, colaboradora de Al-Motamid en la etapa final de la revista) titulado “Conversación confidencial con la poesía” (Munayat al-qarid).
Ya en el número 12 (febrero de 1948) encontramos el nombre de Dris Diuri en el Consejo de Dirección de la revista junto a figuras de escritores “hispano-marroquíes” tan conocidos como Jacinto López Gorgé, Pío Gómez Nisa, Eladio Sos y Juan Guerrero Zamora.
Diuri traduce poemas de Abdallah Guennún, figura reconocida de la cultura marroquí, y del tunecino, fallecido en plena juventud, Abulqásim al-Shabbi. Asimismo encontramos la traducción del poeta egipcio Ali Mahmud Taha en el número 13 (marzo de 1948).
La “pequeña (o interna) historia “de la revista no podremos conocerla quizás: surgen las diferencias y desaparece la mención del Consejo de Dirección. Dris Diuri seguiría colaborando como traductor junto a Ahmed Tadlaui y Abdelmalik Náder, de los que apenas si conocemos sus nombres.
En 1952 Trina se traslada a la entonces llamada “Villa Sanjurjo”, es decir a la actual Alhucemas donde residirá poco tiempo: al año siguiente es destinada a Tetuán, la antigua capital del Protectorado español y entonces se inicia una etapa diferente: de la parte árabe de la revista se encargarán otras figuras conocidas del hispanismo marroquí: Ibn Azzuz Haquim, Mohammed Sabbag y la ya nombrada Amina al-Loh.
Mohamed Chakor y Sergio Macías han destacado en su libro: Literatura marroquí en lengua española, de 1996, la biografía de este pionero del hispanismo marroquí que fue Dris Diuri y las características principales de sus obras. Además se refieren a su función de canciller en el Consulado de Marruecos en Barcelona, dato que no hemos podido confirmar.
Sólo nos queda felicitar a los organizadores de este Festival, especialmente a nuestro amigo Sergio Barce, y dejar esta petición que esperamos ver hecha realidad: que se publique en la página de internet y en edición los textos inéditos de Dris Diuri, que merecen ser conocidos en España y en Marruecos. Es lo que más habría deseado nuestro buen amigo que hoy nos acompaña en espíritu, y los familiares que reclaman la recuperación de su memoria.-
Fernando de Ágreda
Madrid/Larache, 10 de Agosto de 2006
UNA AVENTURA UTÓPICA
Se celebran las 3ª Jornadas Culturales que viene organizando la asociación “Larache en el Mundo”, presidida por el activo y buen anfitrión que es Sergio Barce, junto a “Larache Al-Mada”, de Ahmed El Guennouni, en la misma línea de promoción y defensa de los valores de la ciudad. La inauguración, hoy, en esta bella ciudad de Larache es una magnífica ocasión para hacer un homenaje de recuerdos a alguno de sus hijos que la honraron con su labor y sus méritos.
Este es el caso de Dris Diuri: figura imprescindible entre los hispanistas marroquíes y cuya labor ha sido poco conocida y menos difundida. Trina Mercader lo reconoció en sus recuerdos que bajo el título de “Al-Motamid e Itimad: una experiencia de convivencia cultural en Marruecos”, se publicaron en la Revista de Información de la Comisión Nacional Española de Cooperación con la UNESCO, Nº 25, Enero-Marzo, 1981, págs. 76-80:
“Desde 1936, año de mi llegada a Marruecos, hasta 1947, fecha de la publicación de la revista “Al-Motamid”, Larache poseía, en lo cultural, un ambiente oficial mantenido por las autoridades españolas, en lo que fue Protectorado español (...) Esta situación artificial, producto del comportamiento político, daba lugar a un desprecio mutuo, que por ser mutuo nos equilibraba.”
“Pero la cultura viva de Marruecos existía. Bastó que alguien la convocara sin otros intereses que los estrictamente culturales, para que hiciese acto de presencia. Por iniciativa de un grupo de artistas españoles, residentes en Larache (recuerdan los que vivieron aquella época los nombres del pintor Juan Antonio Escartín; el escultor húngaro, Laszlo Zinner, a los que dedicaría sus primeros ensayos sobre crítica de arte Cesáreo Rodríguez Aguilera, que luego dejaría Marruecos para ejercer sus labores en el campo de la judicatura, etc.), fundamos “Al-Motamid” en 1947, revista de verso y prosa, editada en español y árabe”...
“El proyecto – sigue el relato de Trina – se lleva a cabo con una pobreza de medios que contrasta con la ambición que lo mueve. La empresa era original, sin antecedentes. Conocíamos a un solo poeta musulmán marroquí, Abdelkáder El Mokaddam, residente en Tánger, al que ofrecimos las páginas centrales como muestra de nuestra preferencia por lo árabe. Teníamos un amigo marroquí, Dris Diuri, en Larache, traductor del árabe, con una magnífica dicción castellana, partícipe de nuestro entusiasmo, que durante años se hizo cargo de la sección arábiga...”.
De nuestra entrañable amistad con Trina Mercader ya hemos hablado en varias ocasiones (especialmente en el homenaje que le dedicaron los Institutos Cervantes de Marruecos en 2003)...Hoy en este nuevo homenaje recordaremos los datos, no muchos, que nos facilitó el propio Dris Diuri en el breve tiempo en que estuvimos en contacto epistolar.
En 1977 le escribí por primera vez para solicitar sus datos y su colaboración en los temas literarios en los que trabajábamos desde el Seminario de Literatura del antiguo Instituto Hispano-Árabe de Cultura. Conservo con cariño sus respuestas a la “encuesta” que habíamos elaborado para recabar los principales datos de los escritores del mundo árabe.
Dris Diuri nace en Larache, el 25 de julio de 1921. Realiza los estudios de bachillerato en Granada, en 1965 y se incorpora a su ciudad natal en cuya municipalidad trabajaría junto a Trina Mercader.
De la obra de Diuri hemos conocido su Miscelánea, publicada en Tetuán, en 1963. Parece que se trata del primer volumen al que seguiría otro del mismo estilo que no llegó a publicarse. En dicha obra se aprecia en los varios artículos que incluye el gran amor que sentía por su familia primero, por su Larache natal y a continuación, y por encima de todo, por los temas patrióticos como los dedicados a los difuntos reyes Mohamed V y a su hijo Hasán II. De hecho citaba otro libro que se había publicado en Larache, en 1961 y que se tituló: Mohamed V, monarca reencarnado (así figura en árabe). A continuación mencionaba las obras que tenía en prensa y que eran las siguientes: Cartas a una amiga, dos obras teatrales: Luces y sombras, Drama y verdad.
Además de dos poemarios: Melodías y Latidos. Y otras: Reflexiones, una Historia de Larache. Por último se refería a los artículos de prensa que habrían aparecido en diarios de Tetuán (An-Nahar), Tánger (España) y Larache. Así como a varias conferencias pronunciadas en Casablanca, Alcázarquibir y Larache sobre temas diversos: Hassan II, la juventud marroquí y otros.
Dris Diuri nos ofrecía generosamente su colaboración en los proyectos que estábamos iniciando en el Seminario de Literatura ya citado y decía en unos de los párrafos de su carta escrita el 14 de Junio de 1978: “Debo aclarar que todos mis trabajos – o pequeños libros – están escritos en el Gran Idioma Cervantino y no he podido encontrar ninguna ayuda para su publicación o traducción a otras lenguas...Finalmente desearía hacer una pequeña observación: tal vez sea el único marroquí (o somos muy contados) que escribimos en español, pero desgraciadamente no contamos con asistencia en ningún sentido por parte de nadie. Navegamos en mar solitario o en bosque sin luz. Y creo sinceramente que merecemos un poco de atención”.
La labor de Dris Diuri en aquella aventura (solitaria y soñadora) de Trina Mercader que fue la revista Al-Motamid. Verso y prosa se inicia desde el primer número (marzo de 1947): la primera colaboración que firma se titula “Visión poética de un soberano en su paisaje” donde apreciamos su excelente prosa en torno a la figura de Al-Motamid, el rey de Sevilla, motivo de presencia constante a lo largo de la vida de esta revista. Además apreciamos la mención que hace de alguna de las primeras figuras del arabismo: Emilio García Gómez y el sabio holandés Dozy concretamente.
En el número 2 (abril de 1947) figura la traducción del poema de Ibrahim al-Ilgui (esposo de la eminente hispanista Amina al-Loh, colaboradora de Al-Motamid en la etapa final de la revista) titulado “Conversación confidencial con la poesía” (Munayat al-qarid).
Ya en el número 12 (febrero de 1948) encontramos el nombre de Dris Diuri en el Consejo de Dirección de la revista junto a figuras de escritores “hispano-marroquíes” tan conocidos como Jacinto López Gorgé, Pío Gómez Nisa, Eladio Sos y Juan Guerrero Zamora.
Diuri traduce poemas de Abdallah Guennún, figura reconocida de la cultura marroquí, y del tunecino, fallecido en plena juventud, Abulqásim al-Shabbi. Asimismo encontramos la traducción del poeta egipcio Ali Mahmud Taha en el número 13 (marzo de 1948).
La “pequeña (o interna) historia “de la revista no podremos conocerla quizás: surgen las diferencias y desaparece la mención del Consejo de Dirección. Dris Diuri seguiría colaborando como traductor junto a Ahmed Tadlaui y Abdelmalik Náder, de los que apenas si conocemos sus nombres.
En 1952 Trina se traslada a la entonces llamada “Villa Sanjurjo”, es decir a la actual Alhucemas donde residirá poco tiempo: al año siguiente es destinada a Tetuán, la antigua capital del Protectorado español y entonces se inicia una etapa diferente: de la parte árabe de la revista se encargarán otras figuras conocidas del hispanismo marroquí: Ibn Azzuz Haquim, Mohammed Sabbag y la ya nombrada Amina al-Loh.
Mohamed Chakor y Sergio Macías han destacado en su libro: Literatura marroquí en lengua española, de 1996, la biografía de este pionero del hispanismo marroquí que fue Dris Diuri y las características principales de sus obras. Además se refieren a su función de canciller en el Consulado de Marruecos en Barcelona, dato que no hemos podido confirmar.
Sólo nos queda felicitar a los organizadores de este Festival, especialmente a nuestro amigo Sergio Barce, y dejar esta petición que esperamos ver hecha realidad: que se publique en la página de internet y en edición los textos inéditos de Dris Diuri, que merecen ser conocidos en España y en Marruecos. Es lo que más habría deseado nuestro buen amigo que hoy nos acompaña en espíritu, y los familiares que reclaman la recuperación de su memoria.-
Fernando de Ágreda
Madrid/Larache, 10 de Agosto de 2006
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