Hasta siempre, Abdelasis Hachmi Mousmadi.
Amigo, dime cómo es el paraíso de los
poetas muertos, háblame de sus arrayanes y de sus verdes mirtos. Dime como es
el silencio entre las paredes del cedro y sus tientos.
Háblame, amigo, de tu último y postrero
viaje, cuéntame cómo, tus angelicales versos, se engranaron en tu equipaje.
Dime, amigo, si estás mejor tras la larga
travesía, si has encontrado en el más allá en tu encuentro la paz que el alma ansía.
Desahógate con mi sombra, versificando
con yunques de azahares, y cuéntame cómo brillan tus nuevos andares.
Descríbeme, amigo del alma, cómo son los
sueños en tus nuevos lares, y de qué color son sus sedas y sus negroides
telares.
Háblame, aunque fuera en el letargo
otoñal, de los suspiros, de los sentimientos y de los hondos respiros.
Háblame de los cipreses y de su musgo en
los albores de Granada, y de la bruma invernal de la que ya no queda nada.
Compañero de mis años postreros, dime qué
se siente dentro de la soledad de la mortaja, y si es cierto que da paz y
sosiego, como el brillo a una alhaja.
Amigo, háblame de la quiebra de las
estrofas mundanas y de la rosa de los vientos que de la poesía emanas.
Háblame del Cielo y procura escuchar la
campana de los sacerdotes repicar, cada amanecer y antes de cada atardecer.
Y escucha
el llanto que tu Tetuán vierte y derrama por perder la miel de su mejor
rama.
Escucha el dolor que suspira del Barrio
Málaga hasta la silla amputada en el Zahra.
Siente, amigo, el dolor que exornan los
lacrimales de quienes compartieron contigo el todo y la nada.
Mira cómo te llevamos a hombros, como el trono
elegante de tu majestuosa mirada.
Y sea que te resulte claro o no, sin ti,
nos faltan tu risa y tu gracia, tu sensualidad y tu elegante gracia.
La oquedad de tu ausencia se ensancha
sobre la inmensidad del yugo desterrado.
Tus zéjeles, de negra túnica se visten,
se niegan a rimar si no es con los latidos de tus dedos.
En tu entierro estuvimos todos tus
amigos…pero faltabas tú. Descansabas en Paz.
Descansa en la Paz del Omnipotente, en la
Gloria del Creador.
Dios te bendiga.
Tetuán, en tu ausencia, al 01 de octubre de 2014.
Ahmed Mgara.