TIEMPOS AQUELLOS
EN TETUAN
Eran los años
47-50…con 80.000 habitantes…
Por Habiba
Hantout Seidel
Desde nuestra casa del barrio Tuelah, fuera
del recinto amurallado, donde vivieron la mayoría de los tetuaníes antes de la
independencia, éramos cinco los hermanos que recorríamos felices y
contentos todos los días, durante toda nuestra infancia y escolaridad, un
itinerario plenísimo de Historia… e Historia…desde la casa a
la escuela “Grupo Escolar España” de la calle Alcázar de Toledo, su
directora entonces Doña Aurelia Martin Santos, reservada únicamente para
las niñas españolas, nosotras las tres hermanas, fuimos una excepción, éramos
las únicas marroquíes musulmanas en frecuentar esta escuela, no lejos, se
encontraba el colegio San Antonio para niños donde estudiaron mis
dos hermanos, inscritos en ellas desde nuestra llegada a esta ciudad. Los dos
establecimientos quedaban dentro de la zona del Ensanche, un barrio
con una arquitectura y un urbanismo bien español, cuyos terrenos fueron adquiridos
por empresas capitalistas españolas, compuesta de calles esplendidas, paseos
concurridísimos, entonces frecuentadas por un importante contingente militar y
habitada nada más que por la misma emigración española, entre
los cuales altos funcionarios del estado español, por un buen número de
propietarios hebreos y por dos o tres familias notables tetuaníes. Dicho
Ensanche, fue construido entre los años 13-21 por ingenieros militares, con
numerosos cuarteles de las armas del ejército español destacando la del cuartel
de infantería R’kaina de la calle Pedro Antonio de Alarcón, una
arquitectura de ladrillo ocre con una monumental fachada triangular, construida
entre los años 1915-18 por el militar Federico Martin de la Escalera.
Atravesábamos la Plaza del Feddan de Lukash (antiguo
Soc Ez-Zera), rebautizada esta por los colonialistas españoles con el nombre de
La Plaza de
España, un bello espacio abierto reconstruido en 1929 en un estilo
neo-nazarí, un paso obligado por donde convergen importantes barrios
como son la Judería construida esta, por orden del sultán
Mulay Solimán en el siglo XVIII con el fin de que dicha comunidad
sea respetada y que pueda organizar su propia vida religiosa, fue un
centro del Sefardismo marroquí reservado a un antiguo linaje
judeo-castellano, emigrados estos junto a los musulmanes de Al-Ándalus, en ella
se encuentran numerosas sinagogas, cobra singularidad la de Bengualid con una
biblioteca conteniendo 1200 obras de un valor inestimable y por su condición de
testimonio relicto del pasado tetuaní, viviendo con aquellos otros judíos
marroquíes que vinieron de otras regiones del sur del Marruecos, son los
primeros exiliados de aquellos tiempos del Rey Salomón., toda esta
comunidad judía : formaba parte importante dentro de la misma sociedad
tetuaní musulmana.
Otro importante lugar que converge desde esta Plaza
del Feddan, es la Msala
Kadima con su histórica puerta Bab Remuz, barrio
que tomo el nuevo nombre de Calle de La Luneta, construido justo con la entrada
de las tropas españolas en 1913, siendo el primer barrio
moderno europeo, con edificios de estilo ecléticos, un lugar de paseo entre
lujosos escaparates bien surtidos, en sus mostradores se exponían
piezas de telas bien alineadas junto a otras tiendas de mas rancio
abolengo comercial como son las llamadas “de los indios”, cuyas mercancías
entonces les eran enviadas directamente de la India. Es aquí, en este
mismo barrio por los años 50, los tetuaníes conoceremos la
extraordinaria galería comercial “TARA- GRANDES ALMACENES, Luneta, n°28,
en aquel entonces fue un exageradísimo espacio, donde se vendía toda
clase de artículos: objetos de regalo, cristalería y porcelana china, los
famosos bañadores lástex, ropa interior de nylon, sedas
nylon, medias nylon, camisería a medida para caballeros, cortes de trajes
ingleses, perfumería para las señoras y señoritas, donde conoceremos y
utilizaremos, por primera vez, las famosas lacas para las uñas en
distintos tonos nacarados y sin marca alguna, podíamos comprar
la cantidad deseada por solo una o dos pesetas, servida en envases apropiados,
En estos almacenes “TARA”, por primera vez, veremos a guapas
señoritas españolas de muy bien ver esmeradamente maquilladas de dependientas
despachando vestidas todas del uniforme blanco. Señalemos de paso, que en esta
misma calle de la Luneta,
es donde se levanto el extraordinario y bellísimo “Monumental
Cinema”, un bello edificio (patrimonio histórico), de estilo neoárabe
construido en 1929, concurridísimo en los años 50, en ella se
estrenaban buenas películas, después claro está, de haber sido censuradas
por los servicios militares según el régimen franquista y con tantos
recortes perdiendo la película su verdadero argumento…
Nuestra querida plaza El Feddan, toda
ajardinada con sus flores y sus templetes, rodeada de naranjos, en
su centro había una glorieta con arcos todo decorado de azulejos sobre los
pilares y sobre los bancos , recordando a los bellos espacios de Fez, de la Alhambra o del Generalife
y como bien dice el escritor y poeta tetuaní, Ahmed Mgara que tanto la ama,
hasta las ocho esplendidas palmeras plantadas en ella, fueron bautizadas
cada una con nombre propio. Era un lugar de descanso, de encuentros, de
comunicaciones, de recreo para los niños, en un ambiente sano y culto, uniendo
a la vez las tres esplendidas culturas habidas en Tetuán: la civilización
musulmana, la civilización judía y la civilización
cristiana. Muy próximo al Feddan, tomando Bab Ruah, podíamos adentrarnos
a la morería, empezando por la concurridísima calle de Tarrafin
donde estaban las mejores joyerías y las mejores tiendas de tejidos, sobre todo
para la confeccione de los lujosos caftanes de la novia tetuaní, en
aquel entonces de los años 50, todavía se podía apreciar aquellos
maravillosos brocados de seda y oro entremezclados como la “duniaxat”
fabricados por los talleres de Fez de los “Hermanos Bencherif” donde aún
existía ese famoso bastidor el Tiraz andalusí de los tiempos del amir cordobés
Abderramán II, o aquel otro brocado traído de Londres, el llamado “lundrís”,
o aquel otro brocado valenciano tan apreciado por las damas medinesas de
la alta sociedad que eran despachados por comerciantes
tetuaníes tanto musulmanes como judíos.
Lindando con esta Plaza de El Feddan de Lukach,
está la Zawiya
de Sidi Ben Aisa, la de Sidi Abdellah El-Hach los
cafetines moriscos donde se servía el mejor té a la hierbabuena, las dos
residencias gubernamentales: el Mechwar de Ahmed Riffi que data del siglo
XVIII, reservada en tiempos de Marruecos Jalifiano, a la residencia del
Jalifa Mulay El Mehdi (1913-1923) y la residencia de la Alta Comisaría
Española que era un palacio de arquitectura colonial construida en 1913, siendo
el primer alto comisario del Protectorado Español, el llamado Felipe Alfau
Mendoza que se instalo en febrero de 1913. Pero nosotros vivimos y conocimos a
los dos últimos altos comisarios: al General Varela (1945-1951) y al Teniente
General García Valiño y Marcén (1951-1975) y al segundo Jalifa, Muley El Hassan Ben El Mehdí
(1925-1956) sustituyendo a su padre el anterior Jalifa, quien todos los
viernes, después del mediodía, salía desde el Mechwar a orar a la
mezquita, una ceremonia llena de coloridos y solemnidad. Recordemos igualmente
el festival de música de la Banda Militar Española que tenia lugar todas las
mañanas de todo los domingos, en esta misma Plaza del Feddan, después
de la misa y del repiquete de las campanas de la principal iglesia del
Protectorado Nuestra Señora de las Victorias de la Plaza de Primo de Rivera o
de la Plaza Mulay
El Mehdi.
Museo
de caminos
y de adarves andalusíes
(Itinerario por
Bab Saïda)
Sin embargo, desde nuestra feliz infancia, el
itinerario más emocionante, el mas bello e histórico, el que
más nos ha marcado, el que mejor recuerdos nos ha
dejado, que lo recorríamos todos los días, es sin duda alguna, cuando
traspasábamos toda la medina de Tetuán, cuyo primer plano fue establecido en
1308 por el Sultán Merino Abu Tabit y mas tarde la recreación andalusí o la
medina Mandarita a los finales del siglo XV por Sidi Al-Mandri,
alcaide del Castillo de Pinar acompañado por aquellos caballeros granadinos
quienes abandonaron el Reino Nazarí de Granada, acogidos por el Señor de
Chefchauen, el Cherif Mulay Ali ibn Rachid, mas tarde es su propia hija la
conocida Saïda Al-Horra, casada con el nieto de Sidi Al-Mandri, una
Señora andalusí, elegante y refinada que hablaba perfectamente el idioma
castellano, quien reinaría en esta ciudad entre los años 1537 a 1542, hecho histórico
y único en todo nuestro país, gobernada después, por los
señores Naqsis, seguida por la familia Riffi y por la familia
Ach-Ach, todas estas grandes familias impondrán cada uno, su propia marca
a la medina de Tetuán. Por ello es necesario estudiar nuestra medina, conocer
su historia y costumbres, caminar por sus mas típicas calles. para lograr
captar las múltiples bellezas.
Sin darnos siquiera cuenta entonces, porque
éramos nada mas que unos críos alegres, contentos, despreocupados, vivíamos,
recorríamos, todos los días, los CINCO SIGLOS DE HISTORIA Y DE CULTURA
ANDALUSI, que tiene la medina de Tetuán, podíamos hacerla hasta con los
ojos cerrados de tan bien que la conocíamos, nos sentíamos dueños de
estos parajes, nos sentíamos acogidos y protegidos por ella, nos sentíamos
unidos y cómplices a la vez, nadie podía imaginar hasta que punto
existía la familiaridad entre nosotros y estos antiguos caminos y adarves
tan queridos y emocionantes que fueron en nuestra feliz infancia.
Esta preciosa y coqueta Medina blanca andalusí en
tierra marroquí, con la luz de su cielo azul, con su sol ambiental, con sus
reflejos soleados que juguetean asomándose por algunas de sus rejas
o por algunas de sus aberturas pareciendo acomodarse junto a nosotros,
provocándonos a languidecernos con ella dulcemente…Del mismo modo, ocurría con
la frescura del agua potable, objeto de gran respeto por todos, que
emana de la red skundo, creación del siglo XV, la que alimenta a
las fuentes de las casas andalusíes lujosamente adornadas de azulejos y
con sus recipientes de mármol, o a esas otras fuentes o kna públicas,
presentes junto a cada puerta grande, o en cualquier esquina de la
medina, a cual más cerquita, a cual más bonita y a cual mas
atrayente… siendo los mas populares Kna Bab El-Okla, Kna Sok El Foqui,
Kna Talaa, Kna Sidi Ali Barakka, Kna Bab Tut…cada una de ellas contaba con
sus murmullos, misteriosas leyendas que guardamos celosamente en
nuestras imaginaciones…
Sus palacios, sus monumentos religiosos, sus
variados socos con sus frutos exóticos de la temporada como es el chumbo, el
higo, la sandia, el melón… Los pequeños comercios, como las tiendecillas
coloreadas por las especias expuestas formando por si solas un bellísimo cuadro
para el placer de los ojos, desprendiendo cada una de ellas su olor y su color
característico, o los típicos bakalitos donde solíamos
detenernos para comprar esos garbanzos tostados o esas pasas uvas
tan sabrosas a nuestro paladar y al parecer tan buenas para la memoria, y como
era de rigor, el dueño de la misma a quien llamamos Amu Abdeslam,
después de despacharnos generosamente, respetuoso nos pedía que
transmitiéramos saludos a nuestros padres, la amabilidad y el respeto de
los saludos se hacían constantemente… ¡Todos nos conocíamos! .!Que tiempos
aquellos!.
Rozábamos esos sus blanqueados muros
desnudos, sus mosaicos multicolores, replegados en si mismos que a
veces parecen pasar desapercibidos por algunos de sus pasantes, que en
realidad, no es más que prisa que uno lleva por delante, nadie puede sentir
indiferencia hacia bellezas como las que se encuentran en estos
nuestros caminitos de la medina querida.
El encanto que encierran sus barrios más
antiguos con la magia de sus adarves y de sus callejuelas seculares
donde los blanqueados arcos a su vez, llevan orlas de arquitos
a archivoltas como un bordado de encajes en una prenda femenina de
vestir y si la coqueta silueta de alguna yeblia ataviada de su
mendil blanco rayado de rojo apretada alrededor de su kurzia
carmesí y su cabeza ceñida por varios pañuelos y la chachia puesta,
o la de una medinesa elegantemente drapeada de su blanco “haik
chaara” o la tetuaní moderna vestida de su chilaba de paño con
la capucha bien arreglada, con las gafas puestas y un bolso sobre el brazo como
entonces era de rigor, o la de un morisco con su chilaba de
lana rizada “xelaba mharbla zerhuniyya”, cubriendo su cabeza con
la reza cuidadosamente plegada e impecablemente blanca, o la
silueta de algún intelectual tetuaní vestido a la europea con su
tarbuch rojo y las gafas negras de sol puestas muy de moda en aquellos años 50,
una moda influenciada por los cairotas, rondaran por estos encantadores
parajes, el cuadro es mas que perfecto. Cualquier pintor que la cruzara,
encontraría su lienzo esperándole como le ocurrió al maestro pintor
Mariano Bertuchi que tantos lienzos pintó sobre esta misma medina, si es un
poeta se sentiría felizmente inspirado y si es un lautista sonaran
melodías andalusíes… y si no es ni pintor, ni poeta, ni lautista esta
medina hará que lo sea…nosotros por lo menos lo hemos vivido y sentido
intensamente, los recuerdos están y estarán siempre presentes en nosotros para
contarlo y creedme que lo contamos emocionados…
En nuestros caminos, de vez en cuando, nos
topábamos con las estrechísimas y blanqueadas escalinatas de las casas,
discretamente escondidas en alguna que otra esquina, las subíamos y las
bajábamos, porque nos parecía que ellas mismas por traviesas se habían desviado
del camino que se les había trazado…parecían como si nos esperaran para
compartir nuestra infantil travesura …
El primer núcleo urbano de esta medina es el
llamado al-Blad, después tenemos al Ayun, barrio ocupado
por granadinos, Mtamar y Tranqat, donde se levantan esas
maravillosas mezquitas con sus magníficos minaretes: la de Jamaa
Msimdi con la característica de los sobrios minaretes moriscos construida
en el año 1611, por aquellos mismos exiliados tras el último decreto de
expulsión por Felipe III. Jamaa Sidi Ali Ben Nasr, construida por
el siglo XVII, la de Jamaa Erzini construida esta en 1591,
la de Jamaa al Rabta, la de Jamaa el-Quebir el prestigioso
monumento con su alminar de azulejos verdes, en cuya puerta marcaba el año 1223
de la hégira, fecha de su construcción, por su importancia en ella se ha dado
lectura a las cartas y a las órdenes que emanaban del gobierno del Jalifa; la
mezquita Jamaa el Bacha con su minarete octogonal de
influencia otomana. El baño público Hammam Sidi al-Mandri comparados a
los baños medievales de al-Ándalus que se encuentran en Granada, en Ronda, en
Fez y en Rabat; la Alcazaba
Sidi Mandri bastión con vestigios de muro almenado que datan del
final del siglo XV; Fondak Neyarin, Bab Mechwar junto con la sala de las
audiencias donde Sidi Mandri impartía justicia; la plaza de Ghersa
el Kebira o la
Huerta Grande siempre muy animada, cuyas fachadas lo ocupan
los comerciantes y en su centro una plazoleta llamada Xotia, un
rastrillo donde se realizaban subastas, entre las cuales objetos andalusíes que
nos detenían agradablemente por su antigüedad y por su belleza. Parte de esta
misma plaza la ocupa la
Medersa Lukas, núcleo de estudios e ilustraciones
culturales, primera universidad teológica, cuya arquitectura morisca fue construida
entre 1751-1757, sirvió igualmente de residencia para los estudiantes, se
encuentra contigua a la mezquita Lukas y cercana al palacio Lukas.
Las famosas mazmorras o matamores, que se
encuentran bajo el piso de la calle Mtamar construidas bajo un suelo calcáreo
formando pasajes subterráneos que atravesaban la ciudad, nosotros
entonces no teníamos idea de lo que podía haber en su interior pero si nos
sentíamos curiosos cada vez que pasábamos por ella, queríamos saber,
descubrir ese escondrijo misterioso y precisamente, por este
mismo pavimento de la calle comercial de Mtamar, se halla, lo que
tanto nos intrigaba: la plancha de hierro que cubre la entrada
subterránea de las antiguas mazmorras y tan bajita que nos hacia agacharnos y
ponernos de cuclillas para poder tocarlas y echar una ojeada infantil donde no
había mas que oscuridad, nuestro hermano mayor, que nuestros padres lo hacían
responsable de todos nosotros en nuestra ida y vuelta de este
itinerario y que ya observaba como un adulto, nos decía que son las
cárceles de Tetuán donde la luz no entraba castigando a los presos. Ahora
sabemos que entre las cavidades existentes de estas mazmorras, se
destacaba una de ellas por estar adornada de azulejos (expuestos en
el Museo Etnográfico de Tetuán) era un altar con hornacina que sirvió de
capilla cristiana para los cautivos españoles. Según León El
Africano hablando de este lugar, durante su visita que realizo en Tetuán
en el siglo XVI gobernada entonces por el sucesor de Sidi Al-Mandri,
precisa que habían 3000 esclavos cristianos, todos vestidos de túnicas de lana,
dormían encadenados sobre una esteras y entre ellos habían prisioneros
portugueses y andaluces. El arquitecto español Sierra Ocho que también visito
este lugar habla incluso de grafiti fechados. De todos modos, este histórico
lugar merece una restauración y conservación, como testigos de la historia de
la medina de Tetuán, todos tenemos
esa obligación, es
primordial transmitirla a nuestros jóvenes, desde aquí pido que las
autoridades locales hagan lo necesario, ya ha pasado mucho tiempo, es
imperdonable esta indiferencia o negligencia por vuestra parte.
Muy cerquita de este mismo lugar, se
instalaban las yebliat campesinas que vendían el queso fresco
presentado en hojas verdes del palmito y que tanto nos gustaba, la leche
cortada y el lebben dentro de grandes lecheros de aluminio bien
relucientes y frente a este lugar, a la vuelta, esta la Sakia de Sidi
Abbes Sebti que adorna la bonita placeta de Buganvilla o Usaa
que invitaba a los pasantes al descanso y al placer de una
charla amena, bajo el fresquito que emana de las ramas trepadoras
cuando se vestían de flores color rosado violáceo.
Soc el Foqui, otra plazoleta, donde se
vendia, a cualquier momento del día, el sabroso pan redondo casero, amasadas y
recién hechas por las mismas vendedoras, todas ellas sentadas, alineadas
junto a las bajas mesitas paneras y drapeadas de sus jaiques
blancos medineses, recordando a las moriscas granadinas. En este mismo
espacio existe una conocida fuente que fue construida por orden
del Fquih Abdelkrim ben Abdeslam Benzakur, poeta y músico de estilo
andalusí los conocidos “Zajal” y “Muwacchafi”, asumió igualmente el cargo de
gobernador de Larache y después en Tetuán en el lejano año 1757.
Cotidianamente, nos cruzábamos con los Yebala, con
los Rifeños, con los Gormaras, con los Anyeras, con los Andalusíes siendo
estos los primeros exiliados de la España Musulmana,
con los Moriscos, identificados estos, como de origen español por sus
nombres: Lukas, Raghun, Garcia Morales Castillo… expulsados los unos por
los Reyes Católicos en 1492, los otros por Felipe II en 1582 y los
últimos tras el decreto de Felipe III en 1609 ellos son los autores
de tan maravillosas arquitecturas, recordemos igualmente ciertas influencias
otomana dejadas marcadas y reflejadas en la cultura tetuaní. Entre estas
poblaciones se encuentran también aquellos que pertenecieron
a las cofradías religiosas o a las zawiyat, la mas importante es
la de Dila, cuya cultura influencio tanto a esta ciudad.
Nuestro itinerario histórico, empezaba en el
momento en que subíamos por una de las siete puertas que rodea la ciudad de
Tetuán, la puerta Bab Saïda que data del siglo XVII, situada al este del
recinto murado y que se llamó la
Puerta de San Fernando cuando Tetuán fue ocupada militarmente
y por primera vez, por los españoles entre 1859-1860 reinaba entonces la Reina Isabel II y
Sidi Mohammed, sultán de Marruecos…
Un poco ya mayores, cuando subíamos y traspasábamos
Bab Saïda, nuestro hermano acostumbraba a pararnos y a ponernos solemnemente en
firmes y nos decía: -“No olvidéis que al traspasar esta gran puerta de Bab
Saida, entramos en la historia de la medina de Tetuán” y cuando ya de
vuelta, bajábamos saliendo por esta misma puerta, nuevamente, nos hacia
parar en firmes para decirnos: -“Ahora salimos de la historia de la
medina de Tetuán, pero mañana volveremos, como todos los días a
vivir los cinco siglos de historia que tiene nuestra medina de
Tetuán. !No lo olvidéis!”
Seguidamente accedíamos por Jamaa Sidi
Saïdi, pegada a ella se encuentra la bonita zawiya del mismo
nombre, con su cúpula toda encalada, su alminar esmaltado de
azulejos que con los reflejos del sol brillaban haciendo resaltar
esos sus tonos verdes-azulados, es uno de los lugares santo venerado por
los tetuaníes y por los que la visitan... Cerquita estaba
también la fuentecita o kna de Sidi Saïdi con su chorrito de agua
fresquita, alimentada por la misma red skundo, nunca cesaba
de correr, era nuestra fuente y sentíamos que ella nos esperaba, ella era
la que nos recordaba con su ruidito, cada vez que la rozábamos, la sed
que teníamos, por turno bebíamos de ella, con solo extender
nuestros dos brazos y ahuecar nuestras dos manos bajo su grifo, su
agua nos sabía a gloria y en nuestros rostros salpicadas de estas gotas
de agua cristalina, se reflejaba ese gustito de haber saciado
nuestra sed gracias a nuestra fuente querida, no nos íbamos de ella
hasta no haberla acariciado con nuestras dedos la inscripción que lleva
grabada marcando la fecha de su construcción.:1134/1721-1722,
nuestro hermano nos decía: “!Misión cumplida hermanos! ¡Sigamos
adelante si queremos ser puntuales al colegio !, e imitando a nuestros
padres, terminaba con esta frase:¡La puntualidad es sagrada si queremos
llegar a algo positivo!
Precisamente, a través de nuestro padre, ¡que
tanto sabia y que tanto nos enseñó!, supimos que en estos mismos
lugares vivió el Duque de Ripperdá, célebre hispano-holandés del
siglo XVIII, se dice que con él, es cuando Tetuán entró en la
historia de España. Tenia su residencia fija en una casa moruna cerca de
Bab Yiaf, nosotros la conocimos ocupada por otra familia y
hasta tocamos sus paredes y su puerta ya muy vieja y desgastada, y como
de costumbre, nuestro hermano “el charlatán”, nos recordaba: “Todas las
puertas históricas, como esta, hay que conocerlas, mirarlas bien y hasta
tocarlas, de manera que cuando seamos mayores presumamos el haberlo vivido tan
de cerca…”, un recuerdo entrañable que no se puede olvidar…
El Duque de Ripperdá, al principio era de confesión
protestante, católico después, y mas tarde en 1730, se convirtió al
Mahometismo, tomando el nombre de Othmán. Ocupo el cargo de Ministro de
España al servicio de Felipe V de España, era querido y respetado por la
gente de Tetuán, falleció en esta misma ciudad en 1737 y como dejo
escrito en su testamento se le enterró cerca de la Mezquita de Sidi Saïdi.
Su tumba fue trasladad a España por los mismos españoles de la
administración del Protectorado en 1956 fecha de la Independencia de
Marruecos, a nosotros nos hubiera gustado que su tumba siguiera estando en
estos lugares, después de todo forma parte de la historia de Tetuán, nuestra
historia a todos. Escribió sus memorias en 1740 en la que habla mucho de esta
ciudad de Tetuán y de su gente que tanto amó viviendo entre ellos también
los cinco siglos de historia que tiene la ciudad de Tetuán. ..
En este mismo barrio de Sidi Saïdi, dentro
del callejón de Chemmea, el callejón Sefli desde
Bab Jiaf y a lo largo de toda la calle Slukia de Sidi
Saidi llamaban la atención unos habitantes que eran exiliados
españoles republicanos llamados entonces por las propias autoridades españolas
presentes y con mucho desprecio “los rojos comunistas”. Vestían todos de
negro, los hombres con la boina puesta, la mayoría llevaban la
cinta negra alrededor del brazo en señal de luto por la pérdida de algún
familiar durante la guerra civil española, las mujeres también se cubrían
con pañuelos o velos negros, delantales negros, medias negras, alpargatas
negras y hasta algunas de estas mujeres podíamos verlas con el único adorno
de unos zarcillos negros, eran muy pobres y al parecer nada
preocupaba a cierta colonia española, por completo despreocupada; Toda esta
comunidad de españoles pobres, se dedicaban a la cría de las cabras
compartiendo con ellas, el mismo espacio insalubre de sus viviendas.
Todas las mañanas muy temprano nos cruzábamos con ellos, sacaban a
las cabras a pastar fuera del recinto murado.
En este mismo recorrido, teníamos a nuestro
simpático zapatero Soto, quien nos remendaba los zapatos y nuestras
carpetas escolares descocidas, también él tenia por costumbre
repetirnos con cierta amargura, el mismo consejo : “-¡Hay que estudiar
niños, para que el día de mañana no seáis ni zapateros como yo, ni tampoco
criaderos de cabras como mis padres! ”
¡Pues sí!
Todos los días, recorríamos este histórico
itinerario, todos los días vivíamos los cinco siglos de historia, de
cultura y de arte andalusí que tiene la medina de Tetuán, conservadora y
guardiana de los símbolos de su pasado, hemos tenido el privilegio de
andar, de rozar, de tocar, de oír, durante nuestro escolaridad y nuestra
juventud divina, un trayecto emocionante, lleno de vida, de misterios, de
leyendas y creo que nosotros también dejamos tantas y tantas de nuestras
diversiones, de nuestras travesuras, dejamos nuestras alegrías
infantiles, nuestros cariños, nuestros gritos y nuestras risas que repercutían
por el eco de sus callejones, por esos caminitos cubiertos arqueados
y elípticos, que yo llamo, justo a partir del umbral de la
gran puerta de Bab Saida subiendo e introduciéndonos dentro de su medina
hasta llegar a una de sus otras seis grandes puertas de acceso “El
museo de caminos y de adarves andalusíes”, una verdadera exposición de
callejuelas, de adarves, de arcos, de fuentes, cada cual con su propio
estilo, con su propio nombre y con su propio encanto, donde las casas blancas
seguían albergando las mismas familias medinesas aristocráticas
andalusíes con sus tradiciones y costumbres, que recuerdan a un pasado
vinculado a la España
musulmana, cada una de sus puertas marrones guarnecidas de herrajes
negros o plateados, marcando la grandeza de una civilización y el origen
geográfico de sus propietarios andalusíes o argelinos y que tan bien se
conserva esa bella influencia …
Por estos mismos recuerdos, tan queridos, tan
entrañables , tan inolvidables y tan profundos en nuestras vidas,
un día, ya adulta, he querido nuevamente revivir, recorrer, recordar este mismo
itinerario detalladamente con un interés personal muy particular, me
sentí conmovida y atraída, emocionada, e inspirada, los recuerdos volvieron, me
hicieron suspirar, sonreír constantemente, feliz de haberlo vivido con mis
hermanos, a la vez, me sentí historiadora, socióloga, etnóloga, artista,
poetiza…y escribí este “Preludio a la medina de Tetuán” que modestamente, lo
dedico particularmente a mis cuatro queridos hermanos, a toda mi
familia, a mis amigos, a mis compañeros del colegio, a los bakalitos, a todos
aquellos con quien nos cruzábamos todos los días y que se acuerdan de nosotros,
a todos aquellos que recorrieron este mismo querido itinerario
de Bab Saida, con sus maravillosos cinco siglos de historia y con
su “Museo de caminitos y adarves andalusíes” , que lo recomiendo a
todos los jóvenes que no han tenido la oportunidad de pasearlo…
PRELUDIO AL BLAD DE TETUAN
Toda la
medina...
Sus
cincos siglos de historia…
Sus
estrechas y empinadas calles …
Cada
camino...… Cada peldaño…
Cada
adarve...cada sombra del pasante,
Andalusí
o morisco, Yebli o Riffi, Gmari o Anyraui
Cada
mezquita... su almuédano.
Cada
zawiya... su Santo.
Cada
farran… su sabroso pan recién cocido…
Cada
hammam, higiene de los medineses...
Cada
calle.., cada callejón ...
La de
“Sebha de luaui” o “Siete Revueltas” .
Perdernos
en ella nos divertía…
Nuestros
gritos tan alegres…
Resonaban
en ecos de felicidad,
Nuestras
travesuras reprimidas.
Calle
estrecha cariñosa nos abrazaba…
Solo una
persona pasar por ella podía.
Paso de
la disciplina la llamamos...
Traviesa
escalerilla en cada esquina
Escondida
nos esperaba para jugar,
Las
subíamos despacio
Las
bajábamos saltándolas
Cada
muro…cada arco…. nos detenía…
Cada
casa…se tocan y se abrazan…
Tienen
alma y se hacen confidencias.
Sus
puertas y su herrajes medineses,
Marcan
el origen de Al-Ándalus,
Recuerdo
de una grandeza…
¿Y si
hablaran...?
¡Mucho
que contar contarían!
¡Nosotros
fuimos sus confidentes!
¡Medina
de Tetuán!
Edad,
cinco siglos de historia,
Siempre
joven y bella.
Ansiosa
de vernos pasar,
Ansiosa
de ser acariciada,
Encantadora
nos acogía,
Paredes
blancas y coquetas.
Retocadas
de añil apenas azuladas.
¡Nosotros
éramos sus espejos!
¡Medina
de Tetuán, cuan bella eres!
Tus
cinco siglos de historia airosa y bien llevados.
Acogidos
en una de tus moradas,
Perfumada
a yerbabuena y a jazmín.
Llena
de luz y de aire ,
Patio
abierto con montera,
Centro
de la casa, espacio poético.
Paisaje
social y humano.
Vidrios
coloreados abiertos al cielo,
Nos
invita a los cuatro tiempos .
Primavera,
Verano, Otoño, invierno…
Cuando
llueve, gotas de agua nos avisa,
Cuando
el sol asoma, temprano nos despierta.
Cuando
llega la primavera, renacen las ilusiones.
A la
noche asoma la luna
Nos
invita a un bello insomnio.
Encantadora
morada medinesa…
Hace
de la vida, un arte.
Disfrutamos
de tu belleza arquitectónica.
Tus
pilares, tus columnas, tus arcos, tus fuentes.
Azulejos,
estuco, madera labrada.
Salones
bellamente tapizados del haiti,
Colchones
cubiertos de bellos brocados.
Espejos
y lámparas de cristal.
Esplendidas
cortinas bordadas,
Abrazadas
por los brocados sedosos del Tiraz.
Una
boda, la dueña y la novia,
Invitadas
de honor engalanan el evento.
Familias
de alto copete.
Medinesas
ataviadas de sus bellos caftanes,
Velos de
ceremonia adornados de magia.
Esplendidas
alhajas, piedras preciosas,
Reluciendo
aljofaradas sartas,
Ajorcas
pendiendo, brillan las sortijas en los dedos,
Pulseras
de oro en los puños relucen.
Ambiente
musical andalusí femenino,
Suena
“Al-Ala” acompañada de cante y baile.
¡Nosotros
estuvimos presentes!
¡Cinco
siglos tiene la joven medina!
Bella y
radiante nos atrae,
Seguimos
viéndola y queriéndola
Cuando
el silencio se instala.
Los
susurros del agua son los que hablan ,
Corretean
murmurando callejones vacios,
Sus
gotas salteadas suenan melodiosas,
Como
cuerdas del lautista
Que hace
vibrar las primeras notas …
Expresando
sus sentimientos…
Vienen,
llegan risueñas y juguetonas
De esas
fuentes de Skundo,
Alimentadas
por el mas antiguo de los sistemas
Invento
de los árabes, única en el mundo …
¡Nosotros
felices las oimos!
A sus
cinco siglos de historia,
La
medina de Tetuán nos invita.
Regalamos
nuestra presencia,
La
recorremos hablando con ella.
Ella
atentamente nos escucha…
Sus
muros, sus casas, sus adarves,
También
nos han hablado…
De sus
emociones… de sus pasiones...de sus quejas…
Porque
no se las ha encalado nuevamente …
Quieren
conservar su juventud y su belleza…
Quieren
estrenar vestido blanco con adornos de añil
Cuando
te ausentas ellas se visten de nostalgia,
Ellas
son la que te echan de menos.
Como una
familia, te esperan ansiosas,
Te
reciben con los brazos abiertos...,
Largos...
estrechos... apretados..
Tienen
alma grande y espaciosa.
Parecen
hacernos preguntas…
¿Dónde
habéis estado?
¡Os
echamos en falta!
¡
Tardasteis en venir a vernos !
¡Necesitamos
de vuestro estimulo!,
¡Necesitamos
de vuestro cariño!.
¡Necesitamos
de vuestras voces!,
¡Tenemos
la edad de cinco siglos!…
¡No nos
olvidéis!
Necesitamos
que nos cuiden…
Que nos
quieran…que nos mimen…
Que
vivamos…para que contemos…
Lo mucho
que contar tenemos…
Somos
humildes, orgullosas de nuestro pasado…
Queremos
compartirlo en el presente…
Contando
nuestro pasado vivido…
¡
Sois la razón de nuestras vidas!
¡Nosotros
regalamos nuestra presencia !
¡Moradas
blancas de cinco siglos!.
Ellas no
se mueven…
Son
sinceras, fieles en sus sitios...,
Están
allí, desde que vino el caballero granadino Sidi Mandri.
Las
instalo en estos lugares con amor….
Haciéndolas
prometer que se cuidaran,
Que se
hagan respetar y que se dejen amar ,
Por
aquellos enamorados de la medina…
Que
nunca la abandonaron…
Seguirán
amándola como los primeros días…
¡Nosotros
nunca la dejamos de amar!
Ellas te
esperan para verte pasar…
Te hacen
que te pares y que las admires...
Que
las mires y no las olvides...
Vuelve
siempre que puedas...
Ellas te
esperan siempre...
Aunque
envejezcan,
Porque
no se las ha mimado y cuidado,
Ellas
seguirán viviendo ansiosas…
Con la
esperanza de volver a verte pasar…
Que las
mires y las admires,
Que las
toques y las acaricies,
Sus
blanqueadas paredes,
Coquetamente
maquilladas de añil,
Ellas lo
necesitan para sobrevivir…
Ellas
quieren seguir siendo jóvenes y vivas …
Como los
primeros días…
Que vino
el caballero granadino Sidi Mandri …
Autor
y tutor de toda esta belleza...
¡Nosotros
fuimos sus espejos!
No
siempre el hombre o el historiador
Pueden
contarnos de su belleza y de su vida…
Ellas
nos contaron orgullosas
Esos
cinco siglos de historia que tienen.
Lo hemos
sentido profundamente…
Lo hemos
compartido amorosamente…
Lo hemos
disfrutado plenamente…
Lo hemos
memorizado hondamente…
Contábamos
todo lo feliz que nos sentíamos
Recorriéndola
todos los días,,
En
cualquier momento nos acogía….
Nosotros
lo hemos vivido y palpado, ,
Esos
cinco siglos de historia de la medina de Tetuán.
¡Nosotros,
fuimos y seguiremos siendo sus espejos!
-oOo-
( La Medina de Tetuán ha
sido premiada y declarada por la UNESCO Patrimonio
de la humanidad en 1997 por sus cinco siglos de historia que tanto se
merece y que a mi tanto me enorgullece.)