martes, agosto 21, 2012


TIEMPOS AQUELLOS EN TETUAN


Eran los años  47-50…con 80.000 habitantes…


Por Habiba Hantout Seidel

Desde nuestra casa del barrio Tuelah, fuera del recinto amurallado, donde vivieron la mayoría de los tetuaníes antes de la independencia, éramos cinco  los hermanos que recorríamos  felices y contentos todos los días, durante toda nuestra  infancia y escolaridad, un  itinerario plenísimo  de Historia… e Historia…desde  la casa a la escuela “Grupo Escolar España” de la calle Alcázar de Toledo, su  directora entonces Doña Aurelia Martin Santos, reservada únicamente para las niñas españolas, nosotras las tres hermanas, fuimos una excepción, éramos las  únicas marroquíes musulmanas en frecuentar esta escuela, no lejos, se encontraba  el colegio  San Antonio para niños donde estudiaron mis dos hermanos, inscritos en ellas desde nuestra llegada a esta ciudad. Los dos establecimientos  quedaban  dentro de la zona del Ensanche, un barrio con una arquitectura y un urbanismo bien español, cuyos terrenos fueron adquiridos por empresas capitalistas españolas, compuesta de calles esplendidas, paseos concurridísimos, entonces frecuentadas por un importante contingente militar y habitada nada  más que por  la misma  emigración española, entre los cuales altos funcionarios del estado español, por un buen número de  propietarios hebreos y por dos o tres familias notables tetuaníes. Dicho Ensanche, fue construido entre los años 13-21 por ingenieros militares, con numerosos cuarteles de las armas del ejército español destacando la del cuartel de infantería  R’kaina de la calle Pedro Antonio de Alarcón, una arquitectura de ladrillo ocre con una monumental fachada triangular, construida entre los  años 1915-18 por el militar Federico Martin de la Escalera.
Atravesábamos la Plaza del Feddan de Lukash  (antiguo  Soc Ez-Zera), rebautizada esta por los colonialistas españoles con el nombre de La Plaza de España, un bello espacio abierto reconstruido en 1929 en un  estilo neo-nazarí,  un paso obligado por donde  convergen importantes barrios  como son la  Judería construida esta, por orden del sultán  Mulay Solimán en el siglo XVIII con el fin de que dicha  comunidad   sea respetada y que pueda organizar su propia vida religiosa, fue un centro del Sefardismo marroquí  reservado  a un antiguo linaje judeo-castellano, emigrados estos junto a los musulmanes de Al-Ándalus, en ella se encuentran numerosas sinagogas, cobra singularidad la de Bengualid con una biblioteca conteniendo 1200 obras de un valor inestimable y por su condición de testimonio relicto del pasado tetuaní, viviendo con aquellos otros judíos marroquíes que vinieron de otras regiones del sur del Marruecos, son  los primeros exiliados de aquellos  tiempos del Rey Salomón., toda esta  comunidad judía : formaba parte importante dentro de la misma sociedad tetuaní musulmana.
Otro importante lugar que converge desde esta Plaza del Feddan,  es la Msala Kadima con su histórica puerta Bab Remuz, barrio que tomo el nuevo nombre de Calle de  La Luneta, construido justo  con la entrada  de las tropas españolas  en 1913, siendo  el primer barrio moderno europeo, con edificios de estilo ecléticos, un lugar de paseo entre lujosos escaparates bien surtidos,  en  sus mostradores se exponían  piezas  de telas bien alineadas junto a otras tiendas de mas rancio abolengo comercial como son las llamadas “de los indios”, cuyas mercancías entonces les eran enviadas directamente de la India. Es aquí, en este mismo barrio por los años 50,  los tetuaníes conoceremos la  extraordinaria galería comercial  “TARA- GRANDES ALMACENES, Luneta, n°28, en aquel entonces fue un  exageradísimo espacio, donde se vendía toda clase de artículos: objetos  de regalo, cristalería y porcelana china, los famosos bañadores  lástex,  ropa interior de nylon, sedas nylon, medias nylon, camisería a medida para caballeros, cortes de trajes ingleses, perfumería para las señoras y señoritas, donde conoceremos y utilizaremos, por primera vez,  las famosas lacas para las uñas en distintos tonos  nacarados y  sin  marca alguna, podíamos comprar la cantidad deseada por solo una o dos pesetas, servida en envases apropiados,  En estos almacenes “TARA”, por primera vez, veremos a  guapas señoritas españolas de muy bien ver esmeradamente maquilladas de dependientas despachando vestidas todas del uniforme blanco. Señalemos de paso, que en esta misma calle de la Luneta, es donde se levanto  el  extraordinario y bellísimo “Monumental Cinema”, un bello edificio (patrimonio histórico), de estilo neoárabe construido en 1929,  concurridísimo en los años 50,  en ella  se estrenaban  buenas películas, después claro está, de haber sido censuradas por los servicios militares según el régimen franquista  y con tantos recortes perdiendo  la película  su  verdadero argumento…
Nuestra querida plaza El Feddan,  toda  ajardinada con sus flores y sus templetes, rodeada  de naranjos, en su centro había una glorieta con arcos todo decorado de azulejos sobre los pilares y sobre  los bancos , recordando a los bellos espacios de Fez, de la Alhambra o del Generalife y como bien dice el escritor y poeta tetuaní, Ahmed Mgara que tanto la ama, hasta las ocho esplendidas palmeras plantadas en ella, fueron  bautizadas  cada una con nombre propio. Era un lugar de descanso, de encuentros, de comunicaciones, de recreo para los niños, en un ambiente sano y culto, uniendo a la vez las tres esplendidas culturas habidas en Tetuán: la civilización musulmana, la  civilización  judía  y la  civilización cristiana. Muy próximo al Feddan, tomando Bab Ruah,  podíamos adentrarnos  a  la morería, empezando por la concurridísima calle de Tarrafin donde estaban las mejores joyerías y las mejores tiendas de tejidos, sobre todo para  la confeccione de los lujosos caftanes de la  novia tetuaní, en aquel entonces de los años 50,  todavía se podía apreciar aquellos maravillosos brocados de seda y oro entremezclados como la “duniaxat” fabricados  por los talleres de Fez de los “Hermanos Bencherif” donde aún existía ese famoso bastidor el Tiraz andalusí de los tiempos del amir cordobés Abderramán II, o aquel otro brocado traído de Londres, el llamado “lundrís”,  o aquel otro brocado valenciano tan apreciado por las damas medinesas de la alta sociedad que eran  despachados  por comerciantes tetuaníes  tanto  musulmanes como judíos.
Lindando con esta Plaza de El Feddan de Lukach, está la Zawiya de Sidi Ben Aisa, la de Sidi Abdellah El-Hach los cafetines moriscos donde se servía el mejor té a la hierbabuena,  las dos residencias gubernamentales:  el Mechwar de Ahmed Riffi que data del siglo XVIII, reservada en tiempos de Marruecos Jalifiano, a la residencia  del Jalifa Mulay El Mehdi (1913-1923) y la  residencia de la Alta Comisaría Española que era un palacio de arquitectura colonial construida en 1913, siendo el primer alto comisario del Protectorado Español, el llamado Felipe Alfau Mendoza que se instalo en febrero de 1913. Pero nosotros vivimos y conocimos a los dos últimos altos comisarios: al General Varela (1945-1951) y al Teniente General García  Valiño y Marcén (1951-1975) y al segundo Jalifa, Muley El Hassan Ben El Mehdí (1925-1956) sustituyendo a su padre el anterior Jalifa, quien todos los viernes, después del mediodía, salía  desde el  Mechwar a orar a la mezquita, una ceremonia llena de coloridos y solemnidad. Recordemos igualmente el festival  de música de la Banda Militar Española que tenia lugar todas las mañanas de todo los domingos, en esta misma Plaza del Feddan,  después  de la misa y del repiquete de las campanas de la principal iglesia del Protectorado Nuestra Señora de las Victorias de la Plaza de Primo de Rivera o de la Plaza Mulay El Mehdi.








Museo de caminos y de  adarves andalusíes
(Itinerario por Bab Saïda)

Sin embargo, desde nuestra feliz infancia, el  itinerario más emocionante, el mas  bello  e histórico, el que más nos ha  marcado,  el que mejor  recuerdos nos ha  dejado, que lo recorríamos todos los días, es sin duda alguna, cuando traspasábamos toda la medina de Tetuán, cuyo primer plano fue establecido en 1308 por el Sultán Merino Abu Tabit y mas tarde la recreación andalusí o la medina Mandarita a los finales del  siglo XV por Sidi Al-Mandri,  alcaide del Castillo de Pinar acompañado por aquellos caballeros granadinos quienes abandonaron el Reino Nazarí de Granada, acogidos por  el Señor de Chefchauen, el Cherif Mulay Ali ibn Rachid, mas tarde es su propia hija la conocida  Saïda Al-Horra,  casada con el nieto de Sidi Al-Mandri, una Señora andalusí, elegante y refinada que  hablaba perfectamente el idioma castellano, quien reinaría en esta ciudad entre los años 1537 a 1542, hecho histórico  y único en todo nuestro país, gobernada después,  por los señores  Naqsis, seguida por la familia Riffi y por la familia  Ach-Ach, todas estas grandes familias impondrán cada uno, su propia  marca a la medina de Tetuán. Por ello es necesario estudiar nuestra medina, conocer su historia y costumbres, caminar por sus mas típicas calles. para lograr captar las múltiples bellezas.
Sin  darnos siquiera cuenta entonces, porque éramos nada mas que unos críos alegres, contentos, despreocupados, vivíamos, recorríamos, todos los días, los CINCO SIGLOS DE HISTORIA Y DE CULTURA ANDALUSI, que tiene la medina de Tetuán, podíamos hacerla hasta  con los ojos cerrados de tan bien que la conocíamos,  nos sentíamos dueños de estos parajes, nos sentíamos acogidos y protegidos por ella, nos sentíamos  unidos y cómplices a la vez, nadie podía imaginar hasta que punto existía  la familiaridad entre nosotros y estos antiguos caminos y adarves tan queridos y emocionantes que fueron en nuestra feliz infancia. 
Esta preciosa y coqueta Medina blanca andalusí en tierra marroquí, con la luz de su cielo azul, con su sol ambiental, con sus reflejos soleados que juguetean   asomándose por algunas de sus rejas o por algunas de sus aberturas pareciendo acomodarse junto a nosotros, provocándonos a languidecernos con ella dulcemente…Del mismo modo, ocurría con  la frescura del agua potable, objeto de gran respeto por todos,  que emana de la red skundo, creación del siglo XV,  la que alimenta a las fuentes de las casas andalusíes lujosamente adornadas de azulejos  y con sus recipientes de mármol, o a esas otras fuentes o kna públicas, presentes junto a cada puerta grande, o  en cualquier esquina de la medina,  a cual más  cerquita, a cual más bonita y a cual mas  atrayente… siendo los mas populares Kna Bab El-Okla, Kna Sok El Foqui, Kna Talaa, Kna Sidi Ali Barakka, Kna Bab Tut…cada una de ellas contaba con  sus murmullos, misteriosas  leyendas que guardamos celosamente en nuestras imaginaciones…
Sus palacios, sus monumentos religiosos,  sus variados socos con sus frutos exóticos de la temporada como es el chumbo, el higo, la sandia, el melón…  Los pequeños comercios, como las tiendecillas coloreadas por las especias expuestas formando por si solas un bellísimo cuadro para el placer de los ojos, desprendiendo cada una de ellas su olor y su color característico, o los típicos bakalitos donde solíamos detenernos   para comprar esos garbanzos tostados o esas pasas uvas tan sabrosas a nuestro paladar y al parecer tan buenas para la memoria, y como era de rigor, el dueño de la misma a quien llamamos  Amu Abdeslam,  después de despacharnos generosamente, respetuoso nos pedía que  transmitiéramos saludos a nuestros padres, la amabilidad y el respeto de los saludos se hacían constantemente… ¡Todos nos conocíamos! .!Que tiempos aquellos!.
Rozábamos esos sus blanqueados  muros desnudos,  sus  mosaicos multicolores, replegados en si mismos que a veces parecen pasar desapercibidos  por algunos de sus pasantes, que en realidad, no es más que prisa que uno lleva por delante, nadie puede sentir indiferencia hacia  bellezas como las que se encuentran en estos nuestros  caminitos de la medina querida.
El encanto que encierran sus barrios más  antiguos con la magia de sus  adarves y de sus callejuelas seculares  donde los blanqueados arcos a su vez,  llevan orlas de arquitos  a archivoltas como  un bordado de encajes en una prenda femenina de vestir y si la coqueta silueta  de alguna yeblia ataviada de su mendil blanco rayado de rojo  apretada alrededor de su kurzia carmesí y  su cabeza ceñida por varios pañuelos y la  chachia puesta,  o la de una medinesa elegantemente drapeada de su blanco  “haik chaara” o la tetuaní  moderna  vestida de su chilaba de paño con la capucha bien arreglada, con las gafas puestas y un bolso sobre el brazo como  entonces era de rigor,  o la de un  morisco con su chilaba de lana rizada “xelaba mharbla zerhuniyya”, cubriendo su cabeza con la reza cuidadosamente plegada e impecablemente blanca,  o la silueta de algún  intelectual tetuaní  vestido a la europea con su tarbuch rojo y las gafas negras de sol puestas muy de moda en aquellos años 50, una moda influenciada por los cairotas, rondaran  por estos encantadores parajes, el cuadro  es mas que perfecto. Cualquier pintor que la cruzara, encontraría su lienzo esperándole como le  ocurrió al maestro pintor Mariano Bertuchi que tantos lienzos pintó sobre esta misma medina, si es un poeta se sentiría felizmente inspirado y si es un lautista sonaran  melodías andalusíes… y si no es ni pintor, ni poeta, ni lautista esta  medina hará que lo sea…nosotros por lo menos lo hemos vivido y sentido intensamente, los recuerdos están y estarán siempre presentes en nosotros para contarlo y creedme que lo contamos emocionados…
En nuestros caminos, de vez en cuando, nos topábamos con  las estrechísimas y blanqueadas escalinatas de las casas, discretamente escondidas en alguna que otra esquina, las subíamos y las bajábamos, porque nos  parecía que ellas mismas por traviesas se habían  desviado del camino que se les había  trazado…parecían como si nos esperaran para compartir nuestra infantil travesura …
El primer núcleo urbano de esta medina es el llamado al-Blad, después tenemos al Ayun,  barrio ocupado por granadinos,  Mtamar y Tranqat, donde se levantan esas maravillosas mezquitas con sus magníficos minaretes: la de  Jamaa Msimdi con la característica de los sobrios minaretes moriscos construida en el año 1611, por aquellos mismos exiliados tras el último decreto de expulsión por Felipe III. Jamaa Sidi Ali Ben Nasr, construida por  el siglo XVII,  la de Jamaa Erzini construida esta en 1591, la de Jamaa al Rabta, la de Jamaa el-Quebir el prestigioso monumento con su alminar de azulejos verdes, en cuya puerta marcaba el año 1223 de la hégira, fecha de su construcción, por su importancia en ella se ha dado lectura a las cartas y a las órdenes que emanaban del gobierno del Jalifa; la mezquita  Jamaa el Bacha con su minarete  octogonal de influencia otomana. El baño público Hammam Sidi al-Mandri comparados a los baños medievales de al-Ándalus que se encuentran en Granada, en Ronda, en Fez y en Rabat; la Alcazaba  Sidi Mandri  bastión con vestigios de muro almenado que datan del final del siglo XV;  Fondak Neyarin, Bab Mechwar junto con la sala de las audiencias donde Sidi Mandri impartía justicia;   la plaza de Ghersa el Kebira o la Huerta Grande siempre muy animada, cuyas fachadas lo ocupan los comerciantes y en su centro una plazoleta llamada Xotia, un  rastrillo donde se realizaban subastas, entre las cuales objetos andalusíes que nos detenían agradablemente por su antigüedad y por su belleza. Parte de esta misma plaza la ocupa la Medersa Lukas,  núcleo de estudios e ilustraciones culturales, primera universidad teológica, cuya arquitectura morisca fue construida  entre 1751-1757, sirvió igualmente de residencia para los estudiantes,  se encuentra contigua a la mezquita Lukas  y  cercana al palacio Lukas.
Las famosas mazmorras o matamores, que se encuentran bajo el piso de la calle Mtamar construidas bajo un suelo calcáreo formando pasajes subterráneos que atravesaban la ciudad,  nosotros entonces no teníamos idea de lo que podía haber en su interior pero si nos sentíamos curiosos cada vez que pasábamos por ella, queríamos saber,  descubrir ese escondrijo  misterioso y precisamente, por  este mismo pavimento de la calle comercial de  Mtamar,  se halla, lo que tanto nos intrigaba:  la plancha de hierro  que cubre la entrada subterránea de las antiguas mazmorras y tan bajita que nos hacia agacharnos y ponernos de cuclillas para poder tocarlas y echar una ojeada infantil donde no había mas que oscuridad, nuestro hermano mayor, que nuestros padres lo hacían responsable de todos nosotros en nuestra  ida y  vuelta de este itinerario y que ya observaba como un adulto,  nos decía que son las cárceles de Tetuán donde la luz no entraba castigando a los presos.  Ahora sabemos que entre las cavidades existentes de estas mazmorras, se destacaba una de ellas  por estar adornada de azulejos  (expuestos en el Museo Etnográfico de Tetuán) era un altar con hornacina que sirvió de capilla cristiana  para los cautivos españoles. Según León  El Africano hablando de este lugar, durante  su visita que realizo en Tetuán en el siglo XVI  gobernada entonces por el sucesor de Sidi Al-Mandri, precisa que habían 3000 esclavos cristianos, todos vestidos de túnicas de lana, dormían encadenados sobre una esteras y entre ellos habían prisioneros portugueses y andaluces. El arquitecto español Sierra Ocho que también visito este lugar habla incluso de grafiti fechados. De todos modos, este histórico lugar merece una restauración y conservación, como testigos de la historia de la medina de Tetuán, todos tenemos esa          obligación, es primordial  transmitirla a nuestros jóvenes, desde aquí pido que  las autoridades locales hagan lo necesario, ya ha pasado mucho tiempo, es imperdonable esta indiferencia o negligencia por vuestra parte.    
Muy cerquita de este mismo lugar, se instalaban  las yebliat campesinas que vendían el queso fresco presentado en hojas verdes del palmito y que tanto nos gustaba, la leche cortada y el lebben dentro de grandes lecheros de aluminio bien relucientes y  frente a este lugar, a la vuelta,  esta la Sakia de Sidi  Abbes Sebti que adorna  la bonita placeta  de Buganvilla o Usaa  que invitaba a los pasantes al descanso y  al placer de una charla amena, bajo el  fresquito que emana de las ramas trepadoras  cuando se vestían de flores color rosado violáceo.
Soc el Foqui,  otra plazoleta, donde se vendia, a cualquier momento del día, el sabroso pan redondo casero, amasadas y recién hechas por las mismas vendedoras, todas ellas sentadas,  alineadas  junto a las bajas mesitas paneras y drapeadas de sus jaiques blancos medineses, recordando a  las moriscas granadinas. En este mismo espacio existe una conocida  fuente que fue construida por  orden del  Fquih Abdelkrim ben Abdeslam Benzakur, poeta y músico de estilo andalusí los conocidos “Zajal” y “Muwacchafi”, asumió igualmente el cargo de gobernador de Larache y después en  Tetuán en el lejano año  1757.
Cotidianamente, nos cruzábamos con los Yebala, con los Rifeños, con  los Gormaras, con los Anyeras, con los Andalusíes siendo estos  los primeros exiliados de la España Musulmana, con los  Moriscos, identificados estos, como de origen español por sus nombres: Lukas, Raghun, Garcia Morales Castillo… expulsados los unos por los Reyes Católicos en 1492,  los otros por Felipe II en 1582 y los últimos  tras el decreto de Felipe III en 1609 ellos son los  autores de tan maravillosas arquitecturas, recordemos igualmente ciertas influencias otomana dejadas marcadas y reflejadas en la cultura tetuaní. Entre estas poblaciones  se encuentran también  aquellos que pertenecieron  a las cofradías religiosas o a las zawiyat, la mas importante es la de Dila, cuya cultura influencio tanto a esta ciudad.

Nuestro itinerario histórico, empezaba en el momento en que subíamos por una de las siete puertas que rodea la ciudad de Tetuán, la puerta Bab Saïda que data del siglo XVII, situada al este del recinto murado y que se llamó la Puerta de San Fernando cuando Tetuán fue ocupada militarmente y por primera vez, por los españoles entre 1859-1860  reinaba entonces la Reina Isabel II y  Sidi Mohammed, sultán de Marruecos…
Un poco ya mayores, cuando subíamos y traspasábamos Bab Saïda, nuestro hermano acostumbraba a pararnos y a ponernos solemnemente en firmes y nos decía: -“No olvidéis que al traspasar esta gran puerta de Bab Saida, entramos en la historia de la medina de Tetuán” y cuando ya de  vuelta, bajábamos saliendo por esta misma puerta, nuevamente, nos hacia  parar en firmes para decirnos: -“Ahora salimos de la historia de la medina de Tetuán,  pero mañana  volveremos, como todos los días a vivir los cinco  siglos de historia que tiene  nuestra medina de Tetuán. !No lo olvidéis!”
Seguidamente accedíamos por  Jamaa Sidi Saïdi,  pegada a ella se encuentra la bonita zawiya del mismo nombre, con su cúpula toda  encalada, su alminar esmaltado de azulejos  que con los reflejos del sol brillaban haciendo resaltar  esos sus tonos verdes-azulados, es uno de los  lugares santo venerado por los tetuaníes y  por los  que la  visitan... Cerquita estaba también la fuentecita o kna de Sidi Saïdi con su chorrito de agua fresquita, alimentada por la misma  red skundo,  nunca cesaba de correr,  era nuestra fuente y sentíamos que ella nos esperaba, ella era la que nos recordaba con su ruidito, cada vez que la rozábamos, la sed que  teníamos, por turno bebíamos de ella,  con solo extender nuestros dos  brazos y ahuecar nuestras dos manos bajo su grifo,  su agua  nos sabía a gloria y en nuestros rostros salpicadas de estas gotas de  agua cristalina, se reflejaba ese  gustito de haber saciado nuestra sed gracias a nuestra fuente querida,  no nos íbamos  de ella hasta no haberla  acariciado con nuestras dedos la inscripción que lleva grabada  marcando la fecha  de su construcción.:1134/1721-1722, nuestro hermano nos decía:  “!Misión cumplida hermanos! ¡Sigamos adelante si queremos ser puntuales al colegio !,  e imitando a nuestros padres, terminaba con esta frase:¡La puntualidad es sagrada si queremos llegar a algo positivo!
Precisamente, a  través de nuestro padre, ¡que tanto sabia y que tanto nos enseñó!,  supimos que en estos mismos  lugares vivió el Duque de Ripperdá, célebre  hispano-holandés del siglo XVIII,  se dice que con  él,  es cuando Tetuán entró en la historia de España.  Tenia su residencia fija en una casa moruna cerca de Bab Yiaf,  nosotros la  conocimos ocupada por otra familia  y hasta tocamos  sus paredes y su puerta ya muy vieja y desgastada, y como de costumbre, nuestro hermano “el charlatán”, nos recordaba: “Todas las puertas históricas, como esta,  hay que conocerlas, mirarlas bien y hasta tocarlas, de manera que cuando seamos mayores presumamos el haberlo vivido tan de cerca…”, un  recuerdo entrañable que no se puede olvidar…
El Duque de Ripperdá, al principio era de confesión protestante, católico después, y mas tarde en 1730, se convirtió al Mahometismo, tomando el nombre de Othmán. Ocupo el cargo de  Ministro de España al servicio de Felipe V de España, era querido y  respetado por la gente de Tetuán, falleció en esta misma ciudad   en 1737 y como dejo escrito en su testamento  se le enterró cerca de la Mezquita de Sidi Saïdi. Su tumba fue trasladad a España por los  mismos españoles de la administración del Protectorado en 1956 fecha de la Independencia de Marruecos, a nosotros nos hubiera gustado que su tumba siguiera estando en estos lugares, después de todo forma parte de la historia de Tetuán, nuestra historia a todos. Escribió sus memorias en 1740 en la que habla mucho de esta ciudad de Tetuán y de su gente que tanto amó viviendo entre  ellos también los cinco siglos de historia que tiene la ciudad de Tetuán. ..
En este mismo barrio de Sidi Saïdi, dentro del  callejón de Chemmea,  el callejón Sefli  desde Bab Jiaf  y a lo largo de toda la calle Slukia de Sidi  Saidi  llamaban la atención unos habitantes que eran exiliados españoles republicanos llamados entonces por las propias autoridades españolas presentes y con mucho desprecio “los rojos comunistas”. Vestían  todos de negro, los hombres con la boina puesta, la mayoría  llevaban  la cinta negra alrededor del brazo en señal de luto por la pérdida de algún familiar durante la guerra civil española, las mujeres también se cubrían  con pañuelos o velos negros, delantales negros, medias negras, alpargatas negras y hasta algunas de estas mujeres podíamos verlas con el único adorno de  unos zarcillos negros,  eran  muy pobres y al parecer nada preocupaba a cierta colonia española, por completo despreocupada; Toda esta comunidad de españoles pobres, se dedicaban a la cría de las  cabras compartiendo con ellas,  el mismo espacio insalubre de sus viviendas. Todas las mañanas muy temprano nos cruzábamos  con ellos,  sacaban a las cabras a pastar fuera del recinto murado.
En este mismo recorrido, teníamos a nuestro simpático zapatero Soto, quien  nos remendaba los zapatos y nuestras carpetas escolares descocidas, también él  tenia  por costumbre repetirnos con cierta amargura, el mismo consejo : “-¡Hay que estudiar niños, para que el día de mañana no seáis ni zapateros como yo, ni tampoco criaderos de cabras como mis padres! ”
¡Pues sí!
Todos los días,  recorríamos este histórico itinerario, todos los días vivíamos los cinco siglos de  historia, de cultura y de arte andalusí que tiene la medina de Tetuán, conservadora y guardiana de  los símbolos de su pasado, hemos tenido el privilegio de andar, de rozar, de tocar, de oír, durante nuestro escolaridad y nuestra juventud divina, un trayecto emocionante, lleno de vida, de misterios, de leyendas y  creo que nosotros también dejamos tantas y tantas de nuestras diversiones, de nuestras travesuras, dejamos  nuestras alegrías infantiles, nuestros cariños, nuestros gritos y nuestras risas que repercutían por  el eco de sus callejones, por esos caminitos cubiertos arqueados y  elípticos,  que  yo llamo, justo a partir del umbral de la gran puerta de Bab Saida subiendo e introduciéndonos dentro de su medina hasta llegar a una de sus otras  seis grandes puertas de acceso  “El museo de caminos y de adarves andalusíes”,  una verdadera exposición de callejuelas, de adarves, de arcos, de fuentes, cada cual con  su propio estilo, con su propio nombre y con su propio encanto, donde las casas blancas seguían albergando  las  mismas familias medinesas aristocráticas andalusíes con sus tradiciones y costumbres, que recuerdan a un pasado vinculado a la España musulmana, cada una de sus  puertas marrones guarnecidas de herrajes negros o plateados, marcando la grandeza de una civilización y el origen geográfico de sus propietarios andalusíes o argelinos y que tan bien se conserva  esa bella influencia …
Por estos mismos recuerdos, tan queridos, tan entrañables , tan  inolvidables y tan profundos en nuestras vidas,  un día, ya adulta, he querido nuevamente revivir, recorrer, recordar este mismo itinerario detalladamente con un interés personal muy particular,  me sentí conmovida y atraída, emocionada, e inspirada, los recuerdos volvieron, me hicieron suspirar, sonreír constantemente, feliz de haberlo vivido con mis hermanos, a la vez, me sentí historiadora, socióloga, etnóloga, artista, poetiza…y escribí este “Preludio a la medina de Tetuán” que modestamente, lo dedico  particularmente  a mis cuatro queridos hermanos, a toda mi familia, a mis amigos, a mis compañeros del colegio, a los bakalitos, a todos aquellos con quien nos cruzábamos todos los días y que se acuerdan de nosotros,  a todos aquellos que recorrieron  este mismo querido  itinerario de Bab Saida, con sus maravillosos cinco siglos de historia  y con su  “Museo de caminitos y adarves andalusíes” , que lo  recomiendo a todos los jóvenes que no han tenido la oportunidad de pasearlo…


PRELUDIO AL BLAD  DE TETUAN

Toda la medina...
Sus cincos siglos de historia…
Sus  estrechas y empinadas calles …
Cada camino...… Cada peldaño…
Cada adarve...cada sombra del pasante,
Andalusí  o morisco, Yebli o Riffi, Gmari o Anyraui
Cada mezquita... su almuédano.  
Cada zawiya... su Santo.
Cada farran… su  sabroso  pan recién cocido…
Cada hammam,  higiene de los medineses...
Cada calle.., cada callejón ...
La de  “Sebha de luaui” o  “Siete Revueltas” .
Perdernos en ella nos divertía…
Nuestros gritos tan alegres…
Resonaban  en ecos de felicidad,
Nuestras  travesuras reprimidas.
Calle estrecha cariñosa  nos abrazaba…
Solo una  persona pasar por ella podía.
Paso de la  disciplina  la llamamos...
Traviesa escalerilla en cada esquina
 Escondida nos esperaba para jugar,    
Las subíamos despacio
Las bajábamos saltándolas
Cada muro…cada arco…. nos detenía…
Cada casa…se tocan  y se abrazan…
Tienen alma y se hacen confidencias.
Sus  puertas y su herrajes medineses,
Marcan  el origen de Al-Ándalus, 
Recuerdo de una grandeza…
¿Y si hablaran...?
¡Mucho que contar contarían!
¡Nosotros fuimos sus confidentes!

¡Medina de Tetuán!
Edad, cinco siglos de historia,
Siempre joven y bella.
Ansiosa de vernos pasar,
Ansiosa de ser acariciada,
Encantadora  nos acogía,
Paredes blancas y coquetas.
Retocadas  de añil apenas azuladas.
¡Nosotros éramos  sus espejos!

¡Medina de Tetuán, cuan bella eres!
Tus cinco siglos de historia airosa  y bien llevados.
Acogidos en una de tus moradas,
Perfumada  a  yerbabuena y a jazmín.
Llena de  luz y de  aire ,
Patio abierto con montera,
Centro de la casa, espacio poético.
Paisaje social y humano.
Vidrios coloreados abiertos al cielo, 
Nos   invita a  los cuatro tiempos .
Primavera, Verano, Otoño, invierno…
Cuando llueve,  gotas de agua nos avisa,
Cuando el sol asoma, temprano nos despierta.
Cuando llega la primavera, renacen las  ilusiones.
A la noche asoma la luna
Nos invita a un bello insomnio.
Encantadora morada medinesa…
Hace  de la vida, un arte.
Disfrutamos de tu belleza arquitectónica.
Tus pilares, tus  columnas, tus arcos, tus  fuentes.
Azulejos, estuco,  madera labrada.
Salones bellamente tapizados del haiti,
Colchones  cubiertos de bellos brocados.
Espejos y  lámparas de cristal.
Esplendidas cortinas  bordadas,
Abrazadas  por los  brocados sedosos  del Tiraz.  
Una boda, la dueña y  la  novia, 
Invitadas de honor engalanan el evento.
Familias de alto copete.
Medinesas ataviadas de sus bellos caftanes,
Velos de ceremonia adornados  de magia.
Esplendidas alhajas, piedras preciosas,
Reluciendo aljofaradas sartas,
Ajorcas pendiendo, brillan las sortijas en los dedos,
Pulseras de oro en los puños relucen.
Ambiente musical andalusí femenino,
Suena “Al-Ala” acompañada de cante y baile.
¡Nosotros estuvimos presentes!

¡Cinco siglos tiene la joven  medina!
Bella y radiante nos atrae,
Seguimos viéndola y queriéndola
Cuando el silencio se instala.
 Los  susurros del  agua son los que hablan , 
Corretean murmurando  callejones vacios, 
Sus  gotas salteadas suenan melodiosas,
Como cuerdas del lautista
Que hace vibrar las primeras notas …
Expresando sus sentimientos…
Vienen,  llegan risueñas y juguetonas
De esas fuentes de Skundo,
Alimentadas por el mas antiguo de los sistemas 
Invento de los árabes, única en el mundo …
¡Nosotros felices las oimos!

A sus cinco siglos de historia,
La medina de Tetuán nos invita.
Regalamos nuestra presencia,
La recorremos  hablando  con ella.
Ella atentamente  nos escucha…
Sus muros, sus casas,  sus adarves,
También nos han hablado…
De sus emociones… de sus pasiones...de sus quejas…
Porque no se las ha encalado nuevamente …
Quieren conservar su juventud y su belleza…
Quieren estrenar vestido blanco con adornos de añil
Cuando te ausentas ellas se visten de nostalgia,
Ellas son la que  te echan  de menos. 
Como una familia, te esperan ansiosas,
Te reciben con los brazos abiertos...,
 Largos... estrechos... apretados..
Tienen alma grande y espaciosa.
Parecen hacernos  preguntas…
¿Dónde habéis estado?
¡Os echamos en  falta!
¡ Tardasteis en venir a vernos !
¡Necesitamos de vuestro estimulo!,
¡Necesitamos de vuestro cariño!.
¡Necesitamos de vuestras voces!,  
¡Tenemos la edad de cinco siglos!…
¡No nos  olvidéis!
Necesitamos que nos cuiden…
Que nos quieran…que nos mimen…
Que vivamos…para que  contemos…
Lo mucho que contar  tenemos…
Somos humildes,  orgullosas de nuestro pasado…
Queremos   compartirlo en el presente…
Contando nuestro pasado vivido…
¡ Sois  la razón de nuestras vidas!
¡Nosotros regalamos  nuestra presencia !

¡Moradas blancas de cinco siglos!.
Ellas no se mueven…
Son sinceras,  fieles en sus sitios...,
Están allí, desde que vino el caballero granadino Sidi Mandri.
Las instalo en estos lugares con amor….
Haciéndolas  prometer  que se  cuidaran,
Que se hagan  respetar y que se dejen amar ,
Por aquellos enamorados de la medina…
Que nunca la abandonaron…
Seguirán amándola como los primeros días…
¡Nosotros nunca la dejamos de amar!

Ellas te esperan para  verte pasar…
Te hacen que te pares y que  las admires...
 Que las mires y no las olvides...
Vuelve  siempre que puedas...
Ellas te esperan siempre...
Aunque envejezcan,
Porque no se  las ha mimado y cuidado,
Ellas seguirán viviendo ansiosas…
Con la esperanza de volver a verte pasar…
Que las mires y las admires,
Que las  toques y las acaricies,
Sus blanqueadas  paredes,
Coquetamente maquilladas de  añil,
Ellas lo necesitan para sobrevivir…     
Ellas quieren seguir  siendo jóvenes y vivas …
Como los primeros días…
Que vino el caballero granadino  Sidi  Mandri …
Autor  y tutor de toda esta belleza...
¡Nosotros fuimos  sus espejos!

No siempre el hombre  o el historiador
Pueden contarnos de su belleza y de su vida…
Ellas nos contaron orgullosas
Esos cinco siglos de historia que tienen.
Lo hemos sentido profundamente…
Lo hemos compartido amorosamente…
Lo hemos disfrutado plenamente…
Lo hemos memorizado hondamente…
Contábamos todo lo feliz que nos sentíamos
Recorriéndola todos los días,,
En cualquier momento nos acogía….
Nosotros lo hemos vivido y palpado, ,
Esos cinco siglos de historia de la medina de Tetuán.
¡Nosotros,  fuimos y seguiremos siendo sus espejos!
                              
                                      -oOo-

 ( La Medina de Tetuán  ha sido premiada y declarada  por la   UNESCO  Patrimonio  de la humanidad en 1997 por sus cinco siglos de historia que tanto se merece y que a mi tanto me enorgullece.)